MOISÉS RAMÍREZ. EL NORTE.
MONTERREY, Nuevo León. México es el mayor importador de maíz en el mundo y ahora el Gobierno federal, a través de la Semarnat, está ahogando la producción de este y otros granos, así como de hortalizas y frutas.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) y la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC) alertaron que a corto plazo el golpe podría ser de hasta 40 por ciento de caídas en rendimientos de las cosechas, debido a que desde hace un par de meses la Semarnat está negando la renovación de permisos de importación de glifosato, insumo con el que es elaborado un herbicida insustituible por su alta efectividad y bajo costo para los agricultores.
El herbicida, el cual México no produce, explicaron, es usado para combatir malezas invasivas, que ahogan plantas al consumirse los nutrientes de la tierra y fertilizantes, además de que hospedan plagas.
Francisco Ortiz Malcher, presidente de la UMFFAAC, precisó que los inventarios de glifosato sólo durarán hasta agosto.
Rogelio Garcíamoreno, vicepresidente agrícola del CNA, explicó que la Semarnat está negando la renovación de los permisos de importación con base en declaraciones de grupos ambientalistas que, sin fundamento científico, sostienen que el herbicida es dañino para la salud humana porque en todo el mundo es vertido de manera directa en los cultivos.
Pero un dictamen de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos emitido en enero, concluyó que no es posible que el glifosato sea cancerígeno para los humanos, como argumentan los ambientalistas y apoya la Semarnat.
Además, Garcíamoreno sostuvo que en México el herbicida es usado de manera directa sobre los cultivos, es decir, que sólo es aplicado en las áreas donde está la hierba y únicamente cuando la tierra está sin siembras.
Añadió que en Estados Unidos sí es aplicado directamente a los cultivos, y hasta en varias ocasiones, debido a que sus productores usan semilla transgénica, la cual es resistente a este herbicida.
“Nosotros en México usamos semilla convencional y sería contraproducente que aplicáramos directo el glifosato porque dañaríamos los cultivos. Es injusto que ahora el Gobierno federal nos niegue traer ese insumo que además reduce de manera significativa los costos de laboreo”, expuso.
“Por un lado, el Gobierno va en contra de las energías renovables y, por otro lado, quieren crear un sistema de producción agroecológica, pero a costa de que ya no importemos el glifosato, mientras que en Estados Unidos lo siguen usando en semillas transgénica y luego nos mandan a México las cosechas y sus derivados.
“Si llega acabarse este herbicida en México le van a dar el tiro de gracia a la agricultura mexicana y entonces va a crecer más nuestra dependencia alimentaria hacia otros países”.
En importaciones de alimentos en el mundo México ocupa el primer lugar en maíz, el segundo en sorgo, el tercero en soya y avena, el décimo en trigo y el 17 en arroz, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Ortiz Malcher señaló que en ningún otro país está prohibido el uso de glifosato, sobre todo en aquellos que siembran semillas transgénicas y que luego envían sus cosechas al País.
Añadió que ante la escasez que ya comienza haber de este insumo en México, su precio subió 25 por ciento.
“El que crezca la maleza y no haya glifosato le pega a corto plazo al rendimiento hasta en un 30 o 40 por ciento dependiendo del cultivo.
“La estimación es que en agosto ya no va haber ni un litro de glifosato en el País y eso va a traer una crisis en el campo, una crisis de desabasto y de migración del campo”.