AZUCENA VÁSQUEZ y JUAN CARLOS OROZCO. GRUPO REFORMA.
Un control de precios en alimentos de la canasta básica, como propone el Presidente Andrés Manuel López Obrador, provocará a mediano plazo mayores precios ante una escasez de productos y menor competitividad en el mercado, alertaron expertos.
En su conferencia del pasado lunes, el Mandatario dijo que se analiza imponer precios máximos a los productos de la canasta básica para intentar frenar la inflación.
«Inicialmente, puede que los precios no crezcan e incluso bajen, pero esto puede generar problemas de escasez en el mediano plazo debido a que si los productores enfrentan menores precios (a los cuales pueden vender sus bienes), se desalienta la producción de los mismos.
«Eso podría generar una escasez que de mantenerse se vería reflejada en un incremento en los precios todavía más agresivo», comentó Alejandro Saldaña, economista en jefe del Banco Ve Por Más.
Al poner precios máximos, la ganancia para los productores será menor y eso puede ocasionar que dejen de vender estos alimentos, puntualizó.
Además, en el mediano y largo plazo, este tope en los precios también generaría una menor competitividad en el mercado, lo que se reflejaría en mayores precios o productos de menor calidad en contra del consumidor final.
El Presidente no detalló si se impondrán precios máximos a todos los productos de la canasta básica, pero se anticipa que sean agroalimentarios porque son los que han registrado mayores incrementos, como el limón, señaló James Salazar, subdirector de Análisis Económico Bursátil de CIBanco.
«Y aquí le pedirá a los productores que restrinjan los incrementos en precios, lo que en automático es un desequilibrio en términos de oferta y demanda, porque pones un precio máximo cuando hay una demanda mucho más fuerte y eso se traduce en desabasto», explicó.
Salazar recordó que la estrategia de imponer precios máximos se ha aplicado en el pasado ante una elevada inflación pero no ha funcionado.
«Porque en el mediano y largo plazo, puedes generar desabasto, mercados negros y al final de cuentas quien termina pagando es el productor», consideró.
Asimismo, sostuvo que no tiene mucho sentido aplicar precios máximos porque las presiones inflacionarias no son alarmantes como ocurrió en sexenios anteriores.
«Tampoco estamos en un escenario de alerta roja, la realidad es que la inflación se ha disparado en todo el mundo, no es la que observamos en los 80 o principios de los 90», expuso.
Salazar dijo que el efecto por controlar los precios sería limitado porque tampoco se tiene muy desbordada la inflación.
Control de precios en México: de los años 50 al plan de AMLO
El Presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que su Gobierno analiza imponer precios máximos a los productos de la canasta básica para intentar frenar la inflación, que ha estado en niveles máximos de 20 años desde finales del 2021, con tasas anuales por encima de 7 por ciento a partir de la primera quincena de noviembre.
Una vieja herramienta
El control de precios ha estado presente a lo largo de la historia moderna del mundo bajo diversas modalidades, que van desde la imposición de precios máximos y mínimos hasta la vigilancia coercitiva de las cotizaciones, pasando por creación de empresas subsidiadas para generar una “competencia” artificial y “pactos” o acuerdos con la iniciativa privada.
En México, el control de precios existe oficialmente desde 1951. En los sexenios de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo alcanzó su máxima operación mediante la imposición de precios oficiales sobre un gran número de mercancías, entre las que destacaron las siguientes:
¿Funcionaría ahora?
Expertos advierten que un control de precios de la canasta básica, como propone AMLO, provocaría a mediano plazo mayores encarecimientos ante una escasez de productos.
Además, en el largo plazo, este tope en los precios también generaría una menor competitividad en el mercado, lo que se reflejaría en productos de menor calidad o que algunos productores prefieran exportar y dejen de vender en el mercado nacional.
«Inicialmente, puede que los precios no crezcan e incluso bajen, pero esto puede generar problemas de escasez en el mediano plazo, debido a que si los productores enfrentan menores precios a los cuales pueden vender sus bienes, se desalienta la producción de los mismos». Alejandro Saldaña, economista en jefe del Banco Ve Por Más.
Los expertos refieren que la estrategia de imponer precios máximos que se ha aplicado en el pasado, ante una elevada inflación no ha funcionado, aunque la intención sea buena. Asimismo, consideran que, en este caso, no tiene mucho sentido porque las presiones inflacionarias son por inconvenientes de logística a nivel mundial y, en algunos productos, por un tema de seguridad pública a nivel nacional.
Impacto en las finanzas
Los analistas subrayan que, aunque no se explicó cómo se controlarán los precios, una posibilidad es que se haga mediante subsidios, lo cual generaría una presión a las finanzas públicas.
Una medida inmediata más efectiva para hacer frente a las presiones inflacionarias, sugieren, sería reducir aranceles o barreras al comercio de algunos de estos bienes que componente la canasta básica para que exista una mayor oferta en el mercado y, en consecuencia, precios más bajos.
«Tendrían que ser de alguna forma subsidios que imponga el Gobierno y esos recursos tendrán que venir de algún lugar; podría ser con mayor endeudamiento o recortando el gasto en otras áreas». James Salazar, subdirector de Análisis Económico Bursátil de CIBanco.
Esto dijo AMLO: