ENRIQUE LENDO*. EL UNIVERSAL.
México forma parte de los denominados países megadiversos que albergan el 70% de las especies del planeta. Tan sólo en 1.5% de la superficie, contamos con el 10% de la diversidad biológica del mundo. Somos el quinto país con más especies de vertebrados, el cuarto con mayor diversidad de plantas vasculares y el primero con mayor diversidad de reptiles, anfibios y pinos. La mitad de nuestra flora es endémica y somos centro de origen de diversas especies vegetales, algunas de la cuales han sido domesticadas y se consumen en todo el mundo contribuyendo a la seguridad alimentaria.
El capital natural de México es un activo de gran valor económico y social, pero al mismo tiempo representa una inmensa responsabilidad global. Por ello, nuestro país ha suscrito más de 15 acuerdos internacionales en los que se compromete a un manejo responsable de su biodiversidad. También se ha establecido un sólido marco regulatorio para su conservación y aprovechamiento sustentable con disposiciones constitucionales y cerca de 20 leyes federales relacionadas.
Es en este contexto, México ha fortalecido su liderazgo en la producción de diversos productos agrícolas que integran prácticas y tecnología de vanguardia con apego al marco regulatorio ambiental. Somos un país con más de 3 millones de hectáreas que tienen potencial de siembra de algodón, ubicado dentro de los primeros cinco países con mayor rendimiento por hectárea gracias al uso de semillas mejoradas genéticamente. A partir de 1996, inició la siembra de algodón biotecnológico, mejorando su eficiencia para ubicarnos hoy en el 9° lugar de producción a nivel mundial.
El algodón es un producto natural, renovable y biodegradable. Es utilizado en distintas industrias como la textil, pecuaria y papelera, con una derrama económica mayor a los $13,000 millones de pesos por año y cerca de 7 millones de empleos directos generados a lo largo de la cadena de valor. Durante más de 20 años, el algodón ha sido el cultivo genéticamente modificado más sembrado en México ya que ha demostrado ser más rentable, eficiente y más sustentable que el cultivo convencional. Durante este periodo el rendimiento por hectárea se duplicó y la producción aumentó cerca de 3 veces. La Ley de Bioseguridad asegura que las semillas mejoradas con biotecnología se concentren en zonas autorizadas de acuerdo con criterios científicos y técnicos de riesgo y trazabilidad a fin de evitar impactos al medio ambiente.
El algodón mejorado genéticamente utiliza menos agua, fertilizantes, herbicidas e insecticidas por unidad de producto. Antes del uso de semilla mejorada se utilizaban hasta a 100 Kg de semilla por hectárea, hoy se utilizan solo 15kg. Asimismo, el ahorro de insecticidas pasó de 10 a 4 aplicaciones y el ahorro de combustible en los tractores se estima en 50 litros por hectárea.
La falta de autorización de permisos de liberación de semillas mejoradas a partir de 2019 ha reducido la producción de algodón en México y aumenta el riesgo del uso de semillas irregulares con impactos importantes en el medio ambiente. La semilla ilegal representa un riesgo porque se desconocen las tecnologías genéticas que se pueden estar introduciendo y liberando en las regiones ecológicas de México, sin la aplicación de ninguna medida de bioseguridad.
Las semillas ilegales carecen de los mecanismos de autorización y control que exige la ley en México y por lo tanto no se han sometido a los estudios de evaluación de riesgo que garantizan su seguridad. Esto puede incrementar las siembras en sitios no permitidos como las Áreas Naturales Protegidas y fuera de polígonos autorizados. Las siembras irregulares también pueden resultar en contaminación ambiental y riesgos para la salud como resultado del proceso de acondicionamiento de semilla que usan químicos no autorizados, así como instalaciones, medidas de protección y prácticas para la disposición de residuos inadecuadas. Tampoco se conocen los volúmenes, vehículos, rutas, condiciones de empaque y lugares de siembra de la semilla imposibilitando su trazabilidad.
México cuenta con el sistema regulatorio e institucional suficientemente sólido para garantizar que la aplicación de la biotecnología genere desarrollo económico, bienestar social y responsabilidad ambiental. La falta de autorización de permisos para semillas mejoradas de algodón promueve prácticas irregulares en detrimento de nuestro capital natural.
* Experto en temas de medioambiente, sustentabilidad y economía internacional.