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sábado , 26 junio 2021
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Candelilla, la estafa maestra

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HÉCTOR LÓPEZ. EL DIARIO DE COAHUILA.
La producción de esta cera va destinada a grandes corporaciones de la industria cosmética no solo de México sino de Europa, Japón y EU; pero son salarios de hambre que empresas intermediarias pagan al productor del desierto de Coahuila.
GENERAL CEPEDA, COAH.- Es ácido, hay que cortar para sobrevivir; es inhumano y desagradable, pero se aprende entre agua y vapores de ácidos sulfúricos; así es la ética de la extracción del cerote; entre altas temperaturas, la vida de candelilleros coahuilenses.
Se trabaja por un mínimo sueldo, 55 pesos cada kilogramo; el producto final.

No se garantiza seguridad social ni equipo de protección personal.

Los candelilleros entienden que se han acostumbrado a la agresividad de las partículas dañinas desprendidas del ácido; cada productor es una víctima de la complicidad y omisiones de las secretarías del Trabajo y Previsión Social como de Salud, tanto a nivel federal como estatal.

Tan solo en un año, casi el 82 por ciento del producto que se exporta al mercado internacional que sale desde México, la empresa Multiceras, S.A de CV. obtiene grandes ganancias: 18.5 millones de dólares, en comparativa a los 50 y 55 pesos mexicanos que ofrecen a los candelilleros de Coahuila y del norte de México.

Las cifras fueron publicadas en redes sociales por parte de la empresa Multiceras, establecida en el estado de Nuevo León, la cual maneja 60 productos diversos e incluso destinados a la industria farmacéutica.

SABÍAS QUE….

En la investigación de campo y documental realizada en Coahuila, en México una de las zonas de candelilleros desérticos más importante está en General Cepeda, la cual fue visitada por comunicadores de la cadena televisiva internacional, BBC de Londres, en conjunta con EL DIARIO de Coahuila con el reportero y experto en estos temas, Héctor López.

Periodistas de ambas empresas, visitaron cada comunidad y dialogaron de primera mano con los productores de la candelilla, quienes hablaron sobre la explotación, el hambre, los problemas de salud que padecen por inhalar gases mortales.

Por otro lado, evidenciaron la intervención de empresas intermediarias que realizan personas particulares en la compra del cerote.

Explicaron que éstos son quienes luego ofrecen la cera extraída de la planta de candelilla a las industrias denominadas como beneficiarias de campesinos de zonas desérticas y semidesérticas a precios triples y muy diferente a lo que se entrega a candelilleros.

Antes de la “caída internacional” de los mercados, el precio por cada kilo de cerote, se ubicaba entre los 80 a 85 pesos mexicanos e incluso todavía en 2017, “no había tope” de compra por parte de la industria procesadora en el norte de México, afirman campesinos.

De 100 kilos de cerote, con un precio total de 85 pesos, se lograba obtener por venta, un total de 8 mil 500 pesos, pero la cantidad de ganancias era distribuida entre tres o cuatro candelilleros.

En la actualidad, por esos 100 kilos, con paga de 55 pesos mexicanos, se obtiene la cantidad de 5 mil 500.

Los límites de venta es de solo 16 kilos con lo que solo ganan ahora menos pesos, en comparativa a los 18.5 millones de dólares de ganancias de la industria exportadora.

La BBC de Londres en su documental realizado en las comunidades Noria de la Sabina y Kilómetro 64, en General Cepeda, Coahuila, México, analizó las condiciones precarias en el proceso de extracción; EL DIARIO de Coahuila, fue parte del trabajo de investigación en el campo mexicano.

LA REALIDAD

Las preguntas hacia los campesinos, fueron directas.

¿Qué pudieran hacer las empresas para dar mejores precios?, además, ¿qué requieren?

Víctor Hernández, ixtlero y candelillero, solo pide equipo protección para desempeñar la “quema”, como carretillas, orquillas, ropa de trabajo adecuado a las condiciones del proceso; calzado de seguridad, guantes, lentes de protección, y mascarillas.

Afirma que hay accidentes por quemaduras en manos y pies por la acción letal de ácidos, “pero así trabajamos”.

“La quema en la paila es la vida para nosotros; no sabemos a quién se vende, a qué empresas; solo vienen los de Multiceras y otra de Cuatrociénegas, Coahuila, pero no sabemos luego a qué industria la venden”.

En el trabajo no hay planes de prevención de accidentes, es nula la presencia de personal de la Secretaría del Trabajo para garantizar la seguridad social y evitar accidentes por riesgo de quemaduras en la piel; en las zonas rurales no se tienen ni dispensarios médicos, mucho menos clínicas.

Maricela Aguilar, habita en la zona rural desértica del ejido Kilómetro 64, en General Cepeda.

“Ricardo se quemó con el ácido, yo le digo que no se arrime a la lumbre de la paila, hay mucho ácido y vapores; cuando trabaja, la piel donde sufrió la quemadura, la carne se le ve roja, no contaba con IMSS; no lo hicieron efectivo”.

En la comunidad Las Coloradas, municipio de Ramos Arizpe, Coahuila, México, ubicada a 150 kilómetros de la cabecera municipal por la carretera federal a la ciudad de Monclova, el caso de un menor de edad que cayó al interior de la paila donde se realizaba el proceso de la quema de la candelilla, el niño sufrió graves quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo.

Se requirió el auxilio de un helicóptero del Gobierno de Coahuila para trasladar al menor a la ciudad de Galveston, Texas, a una clínica especializada en tratamiento de quemaduras.

En Tuxtepec, ejido candelillero de este mismo municipio, otro de los candelilleros sufrió un percance al caer a la paila.

PROCESO HUMILLANTE

“Pues si no ha llovido, cómo quieren que le hagamos; estamos a la buena de Dios; aquí en Noria de la Sabina, nomás está la explotación de la candelilla y la puya; estaba a 80 pesos el kilo, luego bajaron los precios sin haber explicación, lo pagan ahora a 50 pesos por parte de Multiceras; esto es un trabajo de explotación y es de toda la vida”.

La jornada inicia de las 07:00 horas para evitar que calen los rayos solares; hasta agarrar la planta con humedad, cumplir con todo el proceso hasta las 15:00 horas; hay que cortar todos los días, es ya una obligación para las generaciones de jóvenes candelilleros.

En el recorrido entre la zona del desierto, se avanzó 5 kilómetros al norte de la comunidad Noria de la Sabina, casi al pie de la sierra; la arena impedía avanzar las camionetas, el polvo formado en nubes dejaba rastro.

Ahí está la planta, entre matorrales, cactus, puya y gobernadora.

¿Esto es negocio familiar o es solo para sobrevivir?

Víctor Hernández afirma que toda la familia trabaja en el corte, desde los tíos, primos y hermanos; todos, no se trata de negocios, es una cuestión de sobrevivencia; hay que recolectar lo suficiente, pero con 55 pesos no se hace nada, lamenta el productor.
Para la cobertura informativa de la BBC, contempla el desierto, las viviendas de adobe, los caminos empolvados, la poca vegetación, arena que llega a los ojos, les impacta la pobreza.

Víctor, el más joven de los candelilleros, tiene 18 años de edad, ha experimentado desde pequeño el trabajo árduo de cortar y “quemar la candelilla en la paila”.

Sabe la técnica de extracción de la candelilla, pero también domina el procedimiento de agregar el ácido sobre el contenedor.
La jornada de 8 horas en familia.

El polvo que se levanta del suelo arenoso al “arrancar” la candelilla, es para los campesinos, una parte de este proceso; para la cual no cuentan con guantes, todo es a mano.

“Pos cuando no hay candelilla, le echamos mano al nopal, gobernadora; hay que conseguir billete”, para Víctor no hay más destino, pese a su corta edad.

DE LOS ÁCIDOS A LA BELLEZA

El fuego “atizado” con los residuos de ramas secas de la candelilla; bajo la paila o contenedor; el calor y las “lenguas de fuego”, se sienten, mientras el humo negro en columnas, se esparcen por todos lados.

El “chirriar” del agua hirviendo; luego vaciar el ácido sulfúrico; la reacción química, las partículas invisibles del sulfúrico entran directo a fosas nasales y traquea para luego impregnarse en pulmones, vía aérea.

Empresas como Cera Real. S.A de C.V, con matriz de proceso de cerote, se ubica en ciudad Lerdo Durango, México, según información al ingresar a su página en portal de Internet.

Dedicada al comercio al mayoreo; el registro corresponde al mes de julio del año 2010, y presta servicios para la Fabricación en Grasas Lubricantes Antifriccionantes S.A de C.V y trabaja en materia prima destinada a la industria farmaceútica.

En tanto Ceras de Cuatrociénegas, es una empresa conformada por grupos de candelilleros para la producción de cerote y a la vez como protección contra intermediarios.

Una tercera integración de productores de cera se consolidó en Ramos Arizpe, Coahuila; David Hernández, presidente de Ixtleros y Candelilleros, reconoce el desastre económico de las familias campesinas; las bodegas están saturadas, no hay mercado nacional e internacional; para ellos, solo queda esperar.

ABSORBER EL AIRE CONTAMINADO

El aire contaminado y las partículas desprendidas de la paila, cala en los ojos, aspirar el veneno con la boca abierta para “jalar” aire puro, lo cual provoca asfixia.

El contacto con la sustancia tóxica es directo, no hay guantes, lentes, calzado ni ropa de seguridad.

Muticeras, S.A de C.V. ha ofrecido conversión en la química para el proceso; sustituir el sulfúrico por ácido cítrico, pero no es aceptado por los candelilleros; “sale poca materia prima, no rinde” -excusan-.

Luego de tres horas, “el burbujeo”, el color rojo oxidante y una mezcla de “nata amarilla” espesa sobre la superficie de la paila; es el final del proceso; “el ácido ya no es peligroso, ahora es lo caliente de la cera o cerote”.

SEIS MESES DE INVESTIGACIÓN

La BBC de Londres inició centró su cobertura en la industria cosmética, los riesgos y el proceso de la explotación de la planta de candelilla y fue México el indicado; Coahuila, el estado con mayor producción. Sin embargo en la actualidad no se cuenta con estadísticas exactas sobre toneladas, desde hace dos años que inició la crisis por baja demanda de cera.

Las comunidades, las familias de manera paulatina van dejando el oficio aunque esté de por medio sobrevivir.

En la comparativa final realizada a raíz de la investigación por parte de EL DIARIO de Coahuila, basados en la información pública de las compañías, el resultado económico para los candelilleros es de pocos pesos a la semana; 50 pesos por un kilo de cerote en comparación a 18.5 millones para las empresas compradoras y exportadoras, es decir, 55 pesos mexicanos es un salario de abuso y explotación. 880 pesos a la semana, vivir en el desierto, es humillante.

Comprar una despensa para la alimento familiar es tener que trabajar el doble de horas y más esfuerzo.

Aceite, Nescafé, leche, pastas, harinas nutritivas, educación escolar para los hijos además tener, el medicamento, significa trabajar dos turnos.

Estados Unidos, Europa, Japón además México con las grandes transnacionales, las verdaderas amenazas para los productores de hambre y pobreza.

La belleza cosmética es la máscara de la explotación.

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