La industria de la carne de res en EU sufrió un duro revés: una caída de 40% en la producción y el aumento en la demanda casi en la misma proporción. Como resultado hay desabasto en casi todo el país (por cierto, uno de los mayores consumidores de carnes rojas per cápita del mundo) y un aumento de 150% en su valor.
La razón detrás de este fenómeno es el coronavirus y (salvando la crisis) es una gran noticia para los productores mexicanos que exportan a este mercado. En estas semanas se reportaron 9 mil casos de covid-19 en las 115 plantas procesadoras de carne de EU, de hecho 18 fueran clausuradas. A la fecha este sector suma 40 muertos.
“Una de las razones de este problema es el tamaño de las plantas, donde la eficiencia es compleja y los volúmenes de operación requieren de mucha mano de obra, en gran parte de ellos migrantes que no tienen acceso al sistema de salud”, me explica Efraín Reséndiz, director de desarrollo de negocios de SuKarne, el quinto mayor proveedor de carne de EU.
Mientras del otro lado de la frontera cualquier planta procesa entre 5 mil y 10 mil cabezas diarias, en México el máximo es de 2 mil. “Aquí logramos ser más eficientes y flexibles, al ser menos intensivos, y esa es nuestra ventaja ahora”, agrega Reséndiz.
Además del aumento en la demanda (“no sabemos cómo atender tantos pedidos que llegan desde EU”) y en el precio, hay que agregarle otro factor que vuelve muy atractiva la exportación en esta coyuntura: la apreciación de 20% en el tipo de cambio.
“No hemos aumentado la exportación, porque tenemos un compromiso para no desabastecer el mercado interno. Lo mismo 50% de nuestras ventas globales, se mantienen y de ellas más del 80% es para EU. Sí tenemos más ingresos, pero no más volumen”, agrega el ejecutivo desde Culiacán, quien señala que a causa de las medidas de control bajaron 25% la producción diaria. Este volumen les permite cumplir con las medidas sanitarias que los mantienen en operación: menos empleados, más separación entre puestos y menos carne que procesar.
¿Qué tienen además? Control epidemiológico estricto que arrancó mucho antes que sus pares estadounidenses. Sukarne forma parte de un consorcio que incluye a las clínicas de diagnóstico Salud Digna. Hoy tienen 20 laboratorios en todo el país para tomar pruebas de covid-19, mismas que se aplican a todos sus empleados y familiares de manera periódica. “Estamos en una de las ciudades con mayores índices de contagio, por lo cual montamos estancias de recuperación en las plantas”, agrega. Se trata de residencias sanitarias para 20 personas con médicos de planta donde se aíslan a los empleados que dieron positivo en las pruebas para evitar el contagio posterior a su familia y a sus compañeros de trabajo.
“Esta situación de aumento de consumo y precio en EU versus nuestras plantas más flexibles y con acceso permanente a pruebas nos permite una mejor situación financiera frente a esta crisis”, agrega Reséndiz.
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