miércoles , 22 abril 2020
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COVID-19 y Remesas: la tragedia humana puede transformarse en herramienta de desarrollo

ISABEL CRUZ. EL FINANCIERO.

Los migrantes indocumentados son la primera línea invisible en las víctimas de la pandemia: De los 311 mexicanos muertos al 17 de abril por COVID-19 en los EEUU, 258 se concentran en el estado de Nueva York, el más golpeado de EEUU por la pandemia; le sigue Illinois con 13 defunciones, California con 9; Colorado con 9; 5 en Wisconsin, 4 en Nueva Jersey y Pensilvania; 2 en Washington, Georgia y Michigan; 1 en Indiana, Kentucky y Texas respectivamente. Además, se registran 125 casos positivos adicionales. (SRE: Datos al 17 de abril, en los 50 consulados de México en EEUU).

Diversos reportajes y testimonios muestran el drama humano de migrantes indígenas indocumentados, en EEUU sin ingresos, sin acceso a salud, sin derechos sociales, sin acceso a los apoyos económicos por desempleo. En la montaña de Guerrero, los que han regresado no pueden llegar a sus comunidades pues aquí las comunidades han cerrado entradas y salidas como única protección posible. Menos aún si regresas de los EEUU, por el riesgo de contagio.

En México, las remesas representan el 3% del PIB pero en regiones de origen el impacto en el PIB es mucho mayor variando de entre 10 y 60% para las economías locales. Ubicar el efecto en Zacatecas, Michoacán o la mixteca de Oaxaca, es ubicar catástrofes que ningún plan gubernamental va a paliar. A nivel de los hogares, su impacto también puede variar: en 28% de hogares receptores, las remesas son la principal fuente de ingresos; para 32% de hogares es muy importante y en 6% son tan importantes, pero no tanto (para un total de 66% de hogares).

Se espera una drástica reducción en montos y número de envíos de remesas por la Pandemia y la Recesión económica en los EEUU: BBVA registró en marzo una reducción del 10% y se estiman reducciones de entre 17% y 25% para este año.

Los 36 mil millones de dólares y 108 millones de envíos anuales que se recibieron en 2019 sufrirán una reducción drástica, catastrófica para muchos hogares. Un ejemplo de cómo podemos transformar la desgracia actual en una oportunidad de desarrollo la podemos conocer en una iniciativa de economía social en comunidades migrantes.

La comunidad indígena de Ixpantepec Nieves, en la Mixteca de Oaxaca cuenta con un Microbanco que efectúa el pago de las remesas que envían los migrantes desde los EEUU y ofrece a los receptores cuentas de ahorro para invertir en depósitos a la vista, depósitos a plazo y una novedosa forma de inversión-ahorro llamado Bono Migrante. Con tan sólo 751 socios y cinco años de nacimiento, el Microbanco de Ixpantepec ha logrado integrar una sólida base monetaria de 28.9 millones de pesos con 910 cuentas de ahorro. El ahorro se usa para hacer préstamos a la economía local.

En Oaxaca y en todo el país, hay miles de comunidades de origen como Ixpantepec, Nieves. Imaginemos el potencial que tiene organizar cien comunidades como Ixpantepec. Lograríamos en el corto plazo, al menos 2,890 millones de ahorro para invertir en el desarrollo local. Si el microbanco de Ixpantepec logra acceso al sistema de pagos nacionales -SPEI del Banco de México-, los mixtecos indocumentados en California podrían enviar remesas a sus cuentas de ahorro en Ixpantepec desde un teléfono celular

El Microbanco de Ixpantepec forma parte de Red Oaxaca, Sociedad Financiera Comunitaria (SOFINCO), una red de (14) Microbancos operando en Oaxaca, Puebla e Hidalgo, ofrecen servicios para la inclusión financiera de comunidades rurales y migrantes. Tan sólo en 2019, la red Oaxaca otorgó 6,207 créditos productivos con promedio de $14,400 pesos cada uno, una derrama de 89.6 millones de pesos en casi 600 comunidades, -todo con ahorro comunitario-, un 40% de esa inversión provino de las 2,473 remesas pagadas durante 2019.

Gracias a las remesas familiares que envían los paisanos desde los EEUU se mantienen las economías de amplias regiones del país y 2 millones de hogares en la base de la pirámide. La Crisis del COVID-19 desplomará dramáticamente los envíos de remesas y la pobreza aumentará 10% en regiones de origen. Pero podemos construir soluciones viables y duraderas.

Los migrantes y sus familias sufren exclusión financiera, tanto en los EEUU como en México. Enviar y recibir remesas es una oportunidad -la única que México tiene- para reducir pobreza y generar circuitos de desarrollo local. Las remesas van a disminuir en número y monto, pero no desaparecerán. Es posible construir nuevas sociedades de ahorro y préstamo, y nuevas sucursales de las existentes para ampliar la inclusión financiera en comunidades de origen, como lo muestra Ixpantepec Nieves. La crisis es una oportunidad de hacerlo.

Una pequeña comunidad en la mixteca de Oaxaca no pone el ejemplo.

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