OCTAVIO VÉLEZ. NVI NOTICIAS.
Ley Federal del Maíz Nativo.
El maíz mexicano está amenazado por tres vías de contaminación: la importación del grano transgénico, el contrabando de semillas transgénicas y la contaminación cruzada a través de la polinización.
La Red en Defensa del Maíz manifestó su preocupación por el enfoque de la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, aprobado recientemente por el Senado de la República, porque deja la puerta abierta para el ingreso de los organismos genéticamente modificados.
Gabriela Linares Sosa, coordinadora del Área de Derechos Indígenas de la Unión de Organizaciones de la Sierra Juárez de Oaxaca (Unosjo), integrante de ese esfuerzo colectivo, dijo que la legislación no establece la prohibición de la siembra comercial, piloto o experimental del maíz genéticamente modificado.
Pues –asentó–, solamente dispone que el Estado garantizará y fomentará, a través de las autoridades competentes, que todas las personas tengan acceso efectivo al consumo informado de maíz nativo en diversificación constante, así como de sus productos derivados en condiciones libres de organismos genéticamente modificados y de otras técnicas de mejoramiento genético.
De este modo, destacó que la legislación debe establecer la prohibición de las siembras experimentales, piloto y comerciales de maíz genéticamente modificado, porque de lo contrario la contaminación transgénica estará siempre presente como una amenaza a los pueblos relacionados con el maíz.
Riesgo en sistemas tradicionales
Además, resaltó que la falta de un posicionamiento firme contra el maíz transgénico se agrava con la definición otorgada al maíz nativo como semilla básica, de conformidad con el artículo tres de la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas, cuando corresponde a una variedad de uso común, es decir, las utilizadas por comunidades rurales, cuyo origen es resultado de sus prácticas, usos y costumbres.
“Para nosotros, puede ser ignorancia, ingenuidad o dolo, porque equiparando al maíz nativo con semilla básica, se facilita que sea sometida a solicitudes de derechos de obtener patentes porque la consideran producida y reproducida o multiplicada”, anotó.
De este modo, destacó que todos los pueblos indígenas y campesinos de México son centro de origen y diversificación de maíz y son quienes pueden y deben definir cómo mantener los sistemas tradicionales de producción y el apoyo necesario para ello.
“En nuestros pueblos, las semillas se conservan usándolas y entre más gente tenga semillas y haya más dispersión, habrá más posibilidad de resguardarlas”, apuntó.
Ante esta situación, la activista dijo que la nueva legislación no corresponde a la realidad, pues muestra un desprecio a sus propias formas organizativas e impone una estructura vertical de usurpación y despojo de los derechos de las comunidades indígenas y campesinas.