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El campo, sacrificado en el PEF 2021

GUSTAVO ROJO PLASCENCIA. CAADES DEBATE.

A nivel mundial, la pandemia del COVID-19 ha demostrado la importancia del campo, de la producción de alimentos y de la soberanía alimentaria. En este sentido, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, en declaraciones recientes señaló públicamente que hay bienes y servicios que deberían estar fuera de las leyes del mercado, y en primer lugar destacó la agricultura y la alimentación.

Esto significa que el sector primario debería tener un tratamiento especial, sustentado en políticas públicas de fomento a la productividad y competitividad, así como para elevar el bienestar a la población rural. Eso implicaría el fortalecimiento de las instituciones de apoyo y planificación de las actividades primarias, con programas y subsidios, en un escenario internacional de libre mercado.

Asimismo, en Estados Unidos, durante la guerra comercial con China, para compensar a los agricultores estadounidenses perjudicados por los aranceles de otros países, que fueron impuestos en represalia por los aprobados por el presidente Donald Trump, se implementó un plan nacional de 12 mil millones de dólares y posteriormente, un programa de 19 mil millones de dólares para ayudar a los agricultores para hacer frente al impacto de la pandemia del COVID-19, en ambos casos, recursos adicionales a la Ley Agrícola de ese país, la Farm Bill.

Por su parte, la Unión Europea puso a disposición de los productores financiamientos de hasta 200 mil euros, en condiciones favorables, es decir, con bajas tasas de interés, para hacerle frente a los desafíos que representa la pandemia.

Mientras tanto, aquí en México se camina en sentido contrario de lo que están haciendo otros países, y esto se pone de manifiesto ya que en los últimos tres presupuestos se han desmantelado todos los programas sustantivos de la agricultura comercial. Se eliminaron los programas de Apoyos a la Comercialización, Fomento Agrícola, Desarrollo Rural y Recursos Concurrentes a las Entidades Federativas, y se redujo significativamente el presupuesto de sanidad e inocuidad agroalimentaria, todo esto en el caso de la Sader; y en otras dependencias se eliminó el programa de Fomento Financiero a Financiera Nacional y el apoyo para el Subsidio Agrícola en Agroasemex, así como una reducción en los presupuestos para la modernización en los Distritos de Riego y un desmantelamiento de las promotorías comerciales en el exterior.

Para el 2021, los diputados aprobaron un gasto total de 6.3 billones de pesos, es decir, 188 mil millones de pesos adicionales al ejercido este año, y aun así le recortaron nuevamente programas y apoyos al sector primario del país. Antes de votar se plantearon reservas de las cuales solo se aceptaron nueve y ninguna de ellas tiene que ver con el campo.

Con la aprobación de este presupuesto 2021 por parte de la fracción mayoritaria y sus aliados, se ratifica el planteamiento del proyecto del Ejecutivo de no reconsiderar el restablecimiento de los programas sustantivos de la agricultura comercial, quedando claramente de manifiesto que el campo no es una prioridad para el Gobierno federal.

Por lo anterior, este será el peor presupuesto para el campo de los últimos 10 años. Un presupuesto que no les da certidumbre a los 7 millones de productores del país y que generará una mayor dependencia alimentaria. Para ilustrarlo, hoy importamos el 85 por ciento del maíz amarillo, 97 por ciento de la soya que consumimos, el 83 por ciento del arroz, el 66 por ciento del trigo, el 12 por ciento del frijol, el 38 por ciento de la carne de porcino, el 25 por ciento de la leche y el 18 por ciento de las aves que se consumen en el territorio nacional.

En general, nuestro país solo produce el 55 por ciento de los alimentos que consumimos los 127 millones de mexicanos, mientras que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), recomienda que los países produzcan, al menos, el 75 por ciento de sus alimentos.

Aún estamos muy lejos de la recomendación de este organismo internacional y con el presupuesto aprobado para el 2021 se profundizará la dependencia alimentaria y las consecuencias las veremos en el corto y mediano plazo.

 

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