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Exigen avicultores a economía eliminar cupos y fijar aranceles, pendiente con Guajardo y Márquez evalúa

SI DE EXPEDIENTES comerciales complicados se trata, resulta que ahora mismo hay otro rubro en espera de decisiones importantes por parte de ECONOMÍA que lleva Graciela Márquez, las cuales se estima que son nodales para su estatus actual y futuro.

Se trata del rubro avícola compuesto por unas 450 compañías localizadas en todo el país y que por cierto son las responsables de un 60% de la proteína animal que consumimos los mexicanos.

Los últimos tiempos no han resultado sencillos para los productores de pollo y huevo, puesto que si bien se ha crecido de entre 2% y 3% anual, se está por debajo de la dinámica que ha mostrado esa industria a nivel mundial que se ubica entre 5% y 6%.

Ciertamente la influenza aviar fue todo un reto en los últimos años, pero digamos que dicha problemática está bajo control, salvo por un par de brotes que aún se tuvieron en 2018 en granjas pequeñas.

De ahí que hoy el foco de la Unión Nacional de Avicultores (UNA) que preside César Quesada, que es la principal agrupación del rubro con unos 42 grupos que significan el grueso de la producción, está en detener el producto importado que llega a México en condiciones de dumping.

En este rubro hay firmas que no requieren de muchas presentaciones como Bachoco de Francisco Javier Robinson Bours en pollo, la misma Pilgrims de Charles Von der Heyde o en huevo Proteína Animal de Manuel Romo con Huevo San Juan o El Calvario que fundó Seferino Romero. Todas son muy conocidas puesto que llegan al consumidor final vía autoservicios que son el 30% de las ventas.

Desde el 2012 la industria avícola logró comprobar ante el gobierno daño por las importaciones de pollo que llegan al país. Dada la epidemia de influenza, la aplicación de las sanciones arancelarias se detuvo.

Dado que ese riesgo desapareció, desde el sexenio pasado se ha insistido con ECONOMÍA entonces a cargo de Ildefonso Guajardo para que la UPCI con Víctor Manuel Aguilar al frente aplicara los aranceles.

El asunto sigue pendiente. Lo cierto es que con una producción local de pollo de 3 millones 485 mil toneladas, aún se importaron en 2018 un total de 517 mil toneladas que son el 14.8% del consumo.

Son pierna y muslos desde EU y pechuga desde Brasil y otras naciones con las que México no tiene tratados comerciales, envíos que obviamente limitan la capacidad de crecimiento y las inversiones de las firmas mexicanas que mantienen un inventario de 250 millones de pollos anuales.

Evidentemente el producto importado no genera empleos y tampoco paga impuestos (aranceles e IVA), situación que ya se planteó a ECONOMÍA y que conoce la subsecretaria de Comercio Exterior, Luz María de la Mora, quien hasta ahora no ha tomado ninguna decisión en concreto.

La industria insiste en que deben eliminarse los cupos que se abrieron en el contexto de una etapa de emergencia y que se retome la imposición de aranceles al producto importado que llega en condiciones desleales.

La exigencia también es conocida por SAGARPA de Víctor Villalobos y encaja con el esfuerzo de autosuficiencia alimentaria que se promueve.

Veremos lo que determina ECONOMÍA, la cual aún deshoja la margarita.

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