martes , 17 diciembre 2019
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Financiamiento a productividad agroalimentaria

XÓCHITL GIL CAMACHO. EL ECONOMISTA.

La productividad es un indicador que muestra la relación entre los productos generados y los recursos empleados para obtenerlos. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el crecimiento de la productividad refleja la capacidad de producir más empleando los mismos recursos debido a innovaciones tecnológicas, nuevas ideas y modelos de negocio y es el principal impulsor de niveles de vida

Por ello, es crucial que en América Latina se fomente el crecimiento de la productividad con un enfoque de inclusión para disminuir la desigualdad de ingresos en la región, y la amplia brecha que existe en los niveles de vida con respecto a las economías más avanzadas.

En México, el Diagnóstico del Sector Rural y Pesquero de México 2012 indica que la baja productividad de este sector es una de las razones principales por las que el medio rural nacional no se desarrolla de forma sostenible. Al respecto, el Diagnóstico de la Productividad en México 2018 señaló las problemáticas relacionadas con la baja productividad de las unidades de producción rural. Entre  estos factores están la limitada capacidad productiva, la descapitalización de las unidades, la falta de infraestructura de riego, la falta de financiamiento y la escasez de insumos estratégicos como semillas y fertilizantes, entre otros.

El sector rural se caracteriza por tener un alto nivel de pobreza. En el 2016, 58.2% de la población con menos de 2,500 habitantes presentaba pobreza extrema y moderada. Además, 81.3% de las unidades de producción del país son de tipo familiar con nula o poca relación con los mercados agroalimentarios. Y 90% del total de unidades tiene sistemas de producción extensivos y de temporal.  El indicador valor agregado de la agricultura, que mide la capacidad de obtener mayor producción agrícola con menor intervención humana, encontró que, en el 2015, cada trabajador agrícola produjo 5,278 dólares, mientras que el promedio de 43 países se ubicó en 39,000.

El crédito podría ser un canal para aumentar la productividad. Sin embargo, la Encuesta Nacional Agropecuaria del 2017 identificó que, entre octubre del 2016 y septiembre del 2017, sólo 9.9% de las unidades de producción rural del país accedió a ese servicio. Los servicios financieros tienen una función relevante para hacer llegar recursos a los productores y a las empresas que desarrollan actividades con potencial de rentabilidad, para que se capitalicen, adquieran insumos para producción, adopten innovaciones tecnológicas y accedan a servicios técnicos. Por lo tanto, la participación de las instituciones públicas que fomentan el crecimiento de la productividad en las áreas rurales es determinante para que este crecimiento sea inclusivo, porque focalizan su atención en los sectores que enfrentan mayores retos para aprovechar su potencial productivo.

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Los habitantes del medio rural enfrentan restricciones para acceder a servicios financieros porque los mercados financieros rurales están poco desarrollados, es decir, con frecuencia las instituciones financieras no tienen presencia en las localidades rurales, por lo tanto, los productores y empresas no reciben crédito, o acceden a servicios que no atienden sus necesidades

Este mercado suele no ser atractivo para las instituciones financieras privadas, principalmente por el desconocimiento que tienen acerca de los negocios de las zonas rurales y porque perciben riesgos que podrían traducirse en impago de los asociados a la producción y a la comercialización agroalimentaria o, por ejemplo, por la presencia de desastres naturales, la volatilidad de precios , el bajo nivel de educación financiera, y en general, a las condiciones de pobreza del sector que limitan la capacidad de pago.

Debido a esta situación, los bancos de desarrollo intervienen tanto para incentivar a las instituciones financieras privadas para que brinden servicios a los productores y a las empresas en el medio rural, como para que éstos mejoren el desempeño de sus actividades y, de esta forma, eleven su productividad, accedan a oportunidades para insertarse, se consoliden en los mercados agroalimentarios, incrementen su ingreso y su nivel de vida.

Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura, que funge como banca de segundo piso, promueve en el país la inclusión financiera en las zonas rurales mediante diversos instrumentos como: servicio de fondeo de créditos, garantías, apoyos para la reducción de costos financieros, diseño y mejora de los productos dirigidos al sector agroalimentario y expansión de la cobertura de servicios en las zonas rurales, entre otros.

Asimismo, FIRA fomenta la inclusión financiera rural mediante el fortalecimiento de las actividades productivas, con énfasis en las zonas con mayores niveles de marginación.

Por ejemplo, con recursos dirigidos a consolidar, entre otras, las capacidades de los productores y las empresas para aumentar la producción primaria, agregar valor e integrarse a la comercialización, transferir y promover la adopción de innovaciones tecnológicas e impulsar sistemas de producción sostenibles.

Los productores y las empresas acceden a los medios que les permiten hacer inversiones de largo plazo, atender requerimientos de capital de trabajo, mejorar sus procesos de producción e integrarse y consolidarse en los mercados agroalimentarios, lo que es fundamental para cambiar la dinámica de baja productividad.

*Xóchitl Gil Camacho. Especialista de la Subdirección de Evaluación de Programas. La opinión es del autor y no necesariamente coincide con el punto de vista oficial de FIRA.

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