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Un nuevo informe de la FAO apunta a medidas para reducir los accidentes forestales, incluyendo inspecciones de seguridad, e impartiendo educación y formación en primeros auxilios.
ROMA, Italia. La industria forestal debe tomar medidas para mejorar su nivel de seguridad y promover el empleo rural decente en apoyo de la Agenda de Desarrollo Sostenible, según un nuevo informe de la FAO publicado hoy en coincidencia con el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
El estudio, titulado “Seguridad y salud ocupacional en las explotaciones forestales y la silvicultura: compendio para profesionales e instructores“, (Occupational safety and health in forest harvesting and silviculture: A compendium for practitioners and instructors) sostiene que, a pesar de que las estadísticas resultan incompletas, la silvicultura es una de las profesiones más peligrosas del mundo.
Los datos oficiales sobre accidentes indican un elevado número de lesiones y muertes cada año en el sector forestal profesional, que en gran parte se registran en los países desarrollados. Sin embargo, no se cuenta con un panorama completo de los accidentes en el sector forestal informal, que se cree que da empleo a unos 45 a 50 millones de personas en el mundo.
“Los accidentes y las muertes que se producen en el sector forestal informal o a consecuencia de la tala ilegal pueden no registrarse como accidentes forestales, si es que llegan a notificarse”, aseguró el Oficial Forestal de la FAO Jonas Cedergren, coautor del documento. “Pero es importante recordar que estos accidentes son igual de trágicos”, añadió.
“Reducir el total de lesiones y muertes es parte importante de la labor para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de empleo decente, buena salud y bienestar, pobreza e igualdad”, según Cedergren.
Condiciones arduas
El empleo en la silvicultura suele caracterizarse por condiciones de trabajo arduas, que incluyen la tala de árboles grandes -en ocasiones podridos-, el uso de herramientas peligrosas y acarrear cargas pesadas, a menudo en condiciones meteorológicas extremas.
La vibración de las herramientas manuales y las tareas repetitivas pueden provocar lesiones musculares y óseas, a la vez que el ruido de las motosierras y de las desbrozadoras puede llevar a la pérdida de audición y disminuir la vigilancia de los trabajadores frente a los peligros que conllevan la maquinaria, los árboles e incluso la vida silvestre, señala el documento de la FAO.
Los silvicultores suelen trabajar además en terrenos difíciles, donde los suelos y troncos pueden volverse resbaladizos si están mojados, y por lo general, en lugares remotos alejados de la posibilidad de ayuda.
Una formación deficiente, una supervisión limitada, el uso de máquinas de baja tecnología o de mano de obra y materiales inadecuados para hacer frente a los problemas de seguridad que plantean las difíciles condiciones de trabajo, pueden agravar los riesgos en los países en desarrollo, según el informe.
Los trabajadores forestales son asimismo vulnerables a los peligros biológicos, como las infecciones y enfermedades transmitidas por insectos y mordeduras de animales.
El camino hacia el cambio
Sin embargo, en el documento de la FAO se establece que, dentro de estas limitaciones, hay mucho por hacer para establecer un entorno seguro que minimice los riesgos para la salud y seguridad de los trabajadores.
El informe establece una serie de medidas para reducir los accidentes forestales, que incluyen la identificar los peligros, realizar inspecciones de seguridad, garantizar procedimientos de trabajo seguros y proveer de educación y formación en primeros auxilios.
También se destaca la necesidad de investigar los incidentes, de manera que puedan abordarse las causas de un accidente, y de informar para que los registros y las estadísticas ayuden a identificar y resolver los problemas recurrentes.
Dirigido a organizaciones de productores, sindicatos, institutos de formación profesional, instructores y organismos públicos pertinentes, el estudio contiene igualmente orientaciones prácticas para tratar cuestiones de seguridad como los peligros biológicos, los productos químicos, el estrés térmico y el uso de maquinaria, así como los peligros en la tala, serrería, siembra de árboles y en la recolección de productos forestales no madereros.
“A la silvicultura se le llama a veces un trabajo ‘3D’ -sucio, difícil y peligroso-, indicó Cedergren (en inglés dirty, difficult, dangerous, n.d.t.) “La industria debe mejorar sus índices de seguridad y su reputación -añadió-, tanto para mejorar el empleo decente como para atraer a las futuras generaciones al sector.