La pandemia del coronavirus afectó a toda la economía global durante 2020 y los mercados de materias primas fue uno de los sectores más golpeados. Notoriamente en las últimas semanas, hemos visto una pronunciada recuperación donde cobre, maderos y mineral de hierro se cotizan a precios récord, alimentando la expectativa de que esto es el inicio de un superciclo de materias primas o, tal vez, de una burbuja especulativa.

Un superciclo es un periodo, de 10 a 35 años, durante el cual los precios de las materias primas se incrementan por arriba de su tendencia de largo plazo. El más reciente superciclo, en la década de 2000, se asocia con el crecimiento de la población, la actividad industrial y la urbanización en países como China e India.

La carrera alcista de los últimos meses obedece a la expectativa de recuperación económica post-Covid-19, principalmente de China y Estados Unidos, justificada por el enorme estímulo fiscal, la política monetaria acomodaticia y el avance en los programas de vacunación en las principales economías. Todo esto por sí mismo no explicaría un aumento en la demanda de materias primas, solo quizá un regreso a los niveles de consumo anteriores a la pandemia.

Los mercados financieros también han jugado un papel importante en el incremento en los precios. Las materias primas se han convertido en una apuesta a la recuperación económica, cobertura para los inversionistas contra riesgos inflacionarios, y una forma para diversificar sus portafolios de inversión. Este comportamiento produce una volatilidad excesiva en los precios en los mercados de materias primas lo cual genera efectos negativos en la economía real, y plantea las condiciones ideales a la especulación.

Un mayor énfasis en la sustentabilidad ambiental y los intentos para reducir las emisiones de CO2 se podría ver como un cambio significativo en los patrones de consumo. Una mayor demanda en ciertos metales como cobre y litio, que se usan en la producción de automóviles eléctricos, y un reemplazo de materiales fósiles hacia energías renovables pondrá presión en los precios de estas materias primas. Sin embargo, esta transformación energética podría ser lenta y con sus propias dificultades políticas y tecnológicas para ser implementada exitosamente.

En el ámbito sanitario, los virus cambian constantemente a través de mutaciones y se espera que sigan apareciendo nuevas variantes del SARS-CoV-2. Adicionalmente, la tecnología de vacunas realmente está en la tercera fase de pruebas, lo que significa que no se sabe a ciencia cierta cómo van a reaccionar las personas vacunadas cuando se expongan a las nuevas variantes del virus. Con algunas vacunas existe la posibilidad de que la enfermedad sea amplificada por la vacuna frente a una variante del virus.

El incremento actual de los precios en las materias primas obedece a factores de corto plazo y transitorios derivados, principalmente, por la respuesta inicial de los gobiernos ante la crisis económica y la irracionalidad de los mercados financieros y su apetito voraz de ganancias sin sustento. No hay signos de una escasez de suministro de largo plazo consistente con un superciclo. Y no sería la primera vez que los estímulos fiscales distorsionan un mercado, abriendo la posibilidad de especulación sin producir un beneficio real para la sociedad. Este es realmente el problema de tratar de resolver problemas reales con herramientas puramente económicas y financieras, en lugar de entender la naturaleza de los problemas que es necesario atender en la vida real.