Con el confinamiento, la relación con el alcohol ha sido puesta de manifiesto. ¿Qué es lo que ha cambiado con el confinamiento?

Reuniones de zoom con brindis con alcohol o, simplemente, ingestión de alcohol durante el confinamiento. Estadísticas de algunos lugares del mundo muestran resultados diferenciados, pues mientras se reportan mayores ventas de alcohol al retail, las encuentas sobre percepción de consumo de alcohol resultan confusas al respecto. Por ejemplo, en Reino Unido se reportó un incremento en las ventas de bebidas alcohólicas en el supermercado. Cuando se les pregunta a las personas acerca de cómo perciben que su consumo de alcohol haya cambiado con la pandemia, la mayoría indica que el consumo no ha variado, pues tienen la percepción de consumir la misma cantidad de alcohol que ya bebían antes de la pandemia.

Las encuestas de percepción del consumo son interesantes desde el punto de vista sociológico por varias razones. En un análisis más profundo, no se trata de que a partir de una encuesta de percepción se llegue a cuantificar efectivamente el consumo de cierto producto. Se sabe de antemano que, ante diferentes estímulos, los seres humanos tendemos a sobrestimar o subestimar lo que consumimos. En el caso del alcohol en la pandemia, es probable que las subestimaciones —en contraste con el aumento de ventas por consumo de alcohol en los supermercados— respondan a diferentes variables. Por ejemplo, el contexto en el que se da el consumo puede ser una influencia significativa sobre la cantidad de alcohol que creemos estar consumiendo. El consumo de alcohol social tiende a ser subestimado no sólo en la cantidad de alcohol consumida por ocasión, sino también en la frecuencia en la que los encuentros sociales se dan; por lo tanto, en el número de ocasiones a la semana en las que efectivamente se consume alcohol, aunque no sea hasta el punto de la ebriedad.

Es por ello que la cuarentena ha puesto una significativa lupa sobre lo que significa el alcohol en la vida cotidiana de muchas personas. Las ocasiones sociales han sido sustituidas por las reuniones de zoom; por lo tanto, los motivos aparentes para convivir alrededor del consumo de alcohol. Algunas otras personas han llegado al fondo de la realización de que su consumo de alcohol no está socialmente condicionado, por el contrario, responde a estímulos y situaciones de estrés y ansiedad, como podría ser el confinamiento por cuarentena.

En México, la producción de cerveza fue suspendida por no estar incluida en la lista de actividades no esenciales; con ello, también mucha gente puso en la balanza lo que significa el consumo de alcohol en sus vidas, ya sea de manera confrontativa o explícita. Algunas instituciones de salud pública en el mundo e investigadores del tema han señalado que la pandemia trae consigo también un cambio en el condicionamiento social para consumir alcohol.

Es decir, mientras que el alcoholismo social está aparentemente justificado, en ciertos casos, normado, todo parece indicar que el consumo de alcohol en solitario y en casa podría llegar a ser una conducta normalizada en muchas personas. Esto conllevaría, por lo tanto, a un exceso en el patrón de consumo de alcohol. Algunos otros estudiosos apuestan porque en la nueva normalidad exista una regulación natural que dará la convivencia social. Sin duda alguna, el fenómeno tendrá que ser seguido de cerca en los siguientes meses.

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