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La Tierra no aguanta una exprimida más

LORENA RIVERA. EXCÉLSIOR.

La humanidad ya utilizó los recursos biológicos que el planeta puede renovar para este año, según los cálculos de Global Footprint Network.

El consumismo, que no es más que adquirir en demasía bienes y servicios bajo la idea de la felicidad y el bienestar de cada persona, está teniendo un impacto en el equilibrio ecológico del planeta. Se explotan sin freno los recursos renovables y no renovables.

Las industrias de lo rápido y fácil de usar —úsese y tírese— se apoderaron de los mercados y de las voluntades de los individuos sin considerar si son o no sostenibles. Comprar por comprar para satisfacer un deseo efímero va de la mano del modo de vida del mundo occidental, el American way of life. Las naciones más pobres, en eso, no tienen un papel de peso. Al contrario, pagan el costo sin deberlo.

El consumismo incita a comprar productos no necesarios, entre los que se incluyen electrónicos que tienen obsolescencia programada, es decir, de uso y sustitución lo más rápido posible.

Si la humanidad quiere hacer frente al cambio climático y frenar la degradación ambiental, debe terminar el consumo desmesurado y cambiar a un modelo responsable y sostenible. En ello juegan un papel preponderante las industrias y los consumidores, pues del estilo de vida depende el destino del planeta.

Además de evitar comprar y acumular, también es necesario replantear lo que se come, dónde se compra y, si se desperdician alimentos, dejar de hacerlo, porque se pierden recursos naturales y energéticos.

Un estudio de C40 Cities, en asociación con la Universidad de Leeds (Reino Unido), la Universidad de Nueva Gales del Sur (Australia) y Arup halló que “las emisiones basadas en el consumo de alrededor de 100 de las grandes ciudades del mundo representan el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Sin una acción urgente, esas emisiones casi se duplicarán para 2050”.

Personas y ciudades también podrían ser los principales agentes de cambio para reducir gases de efecto invernadero, las cuales calientan el planeta. En las áreas urbanas de altos ingresos el consumo debe disminuir en dos tercios en la próxima década, en tanto, las economías emergentes deben tener patrones de consumo sostenibles mientras crecen.

¿Será difícil lograr el equilibrio? La respuesta es sí, pero no debe ser ni imposible ni inalcanzable. Deben materializarse las acciones y dejar la manifestación de buenas voluntades.

Y más cuando se sabe que la humanidad ya utilizó los recursos biológicos que el planeta puede renovar para este año, según los cálculos de Global Footprint Network, organización especializada en sostenibilidad y pionera en la medición de la huella ecológica.

El Día del Sobregiro en la Tierra 2020 (Earth Overshoot Day) fue el sábado 22 de agosto y, respecto a 2019 (29 de julio), llegó tres semanas después.

El que la fecha se haya movido un poco no refleja que personas y gobiernos estén haciendo lo conducente para mitigar el daño causado al ambiente, porque se dio bajo la presión del gran confinamiento y cancelación de actividades no esenciales en el mundo, como resultado de la pandemia de covid-19.

La reducción de la huella ecológica de la humanidad fue del 9.3%, del 1 de enero al 22 de agosto pasado (el Día del Sobregiro). Aun así, para mantener el modo de vida de la población mundial se requieren 1.6 planetas y no los hay.

En lo que va de 2020, la humanidad llevó al límite la biocapacidad del planeta para producir alimentos, la cual es ineficiente y reducir la huella ecológica requiere consumir más frutas, vegetales, cereales y semillas, poca proteína animal y, en menor medida, carne de res y lácteos, porque estas dos industrias generan más emisiones de gases de efecto invernadero y requieren más energía y agua, la cual cada vez es más escasa. La sobrepesca también es un problema en el agotamiento de los recursos.

Mientras más saludable sea la alimentación, menor será el impacto al ambiente. No sólo eso. Los científicos advierten que, mientras más crezca la población, más difícil será alimentarla.

Otro factor que ha causado el sobregiro es el desperdicio de alimentos, pues un tercio —mil 300 millones de toneladas cada año— se desperdicia o pierde a nivel global.

Los recursos biológicos son finitos y la naturaleza tiene un límite para dar y requiere descansar para generar nuevos bienes.

Como ha dicho la ONU, la humanidad enfrenta una triple crisis: climática, pérdida de la naturaleza y contaminación. Sin acciones efectivas, como un cambio profundo y sostenible en el estilo de vida, no podrá resolverse.

Y un estilo de vida sostenible requiere, sí o sí, de las cinco R: reducir, reusar, reciclar, repensar y reinventar.

Llevar el planeta al límite de sus capacidades es darse un balazo en el pie. No es descabellado decir que llegará el día en el cual la Tierra se agote.

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