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viernes , 15 octubre 2021
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FOTO: Cortesía SADER.

Mujer Rural, la protagonista silenciosa

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JULIETA ROCHA. INFORURAL.

Cada año, el 15 de octubre se recuerda a las mujeres rurales. La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) estableció esta fecha, desde 2008, con el objetivo de reconocer a la mujer rural por su contribución en el desarrollo rural y agrícola, la erradicación de la pobreza y la mejora en la seguridad alimentaria. Sin embargo, en países como México poco se ha logrado este objetivo.

Pese a su trabajo y productividad, las mujeres rurales tiene muy poco o ningún acceso a la tierra, a los materiales agrícolas, créditos, mercados y tecnología, tal como lo tiene el sector masculino que se dedica a realizar el mismo trabajo. Además, tampoco cuentan con un acceso equitativo a la educación, capacitación, infraestructuras y servicios como el agua.

Sufren de discriminación en cuanto a participación política dentro de sus comunidades y sus labores no tienen remuneración o son menores a las de sus homólogos. Es decir, se encuentran desasistidas y en peores condiciones que las mujeres urbanas y que los hombres del campo.

De acuerdo con los últimos datos del Censo de Población y Vivienda de 2020, la tasa de participación económica de las mujeres creció 15.7 por ciento en los últimos 10 años. Actualmente, las mujeres rurales constituyen una cuarta parte de la población mundial.

En México, el 51.2% de la población total son mujeres. Las mujeres rurales constituyen casi una cuarta parte de la población femenina nacional y juegan un rol importante para desempeñar actividades primarias, conservar los recursos naturales de sus comunidades y son responsables de más del 50 por ciento de la producción de alimentos en México.

De acuerdo con datos del Registro Agrario Nacional (RAN), del padrón de 4.9 millones de personas que poseen núcleos agrarios en todo el territorio, más de 3.6 millones son hombres y únicamente 1.3 millones son mujeres (26%).

Los datos por entidad federativa muestran una diferencia significativa entre mujeres y hombres propietarios de ejidos y comunidades existentes en el país. Tabasco es el estado con mayor porcentaje de mujeres propietarias de tierra con 35% de las mujeres ejidatarias, comuneras, posesionarias y avecinadas certificadas. Por el contrario, Yucatán es la entidad federativa con menor proporción de mujeres propietarias de tierra, donde el 12.6% son mujeres.

En 2016, se reformó la Ley Agraria para que las candidaturas a puestos dentro del comisariado ejidal y el consejo de vigilancia tuvieran al menos 40% mujeres (artículo 37). Sin embargo, al cierre de 2019, de los 14 mil 531 ejidos y comunidades con órganos de representantes solo el 7.4% fue presidido por una mujer, mientras que el resto por hombres, según cifras del RAN.

En México, las mujeres ejidatarias y comuneras acceden a la posesión de la tierra por medio de la herencia, el matrimonio o la posesión conjunta, en algunos casos por compra. En el caso de las mujeres que adquieren derechos ejidales, sea por herencia o por asamblea ejidal, se le asignan cuando enviudan y solo así son reconocidas mediante certificación de derechos agrarios.

A las comuneras, por lo general, se les reconoce la posesión familiar, en su mayoría con el hombre como jefe de familia y, en caso de quedar viudas, se les reconoce como posesionarias. Existen casos en que las mujeres que adquieren tierra por medio de compra solo pueden tener una constancia de posesión por parte de sus autoridades agrarias.

Las mujeres reconocen las grandes ventajas de tener una parcela en sus comunidades, ya que la mayoría de las mujeres rurales trabajan la tierra, pero también enfrentan limitantes para ser posesionarias.

Según Inmujeres, ser propietarias de tierra es fundamental para acceder a los beneficios de éstas. En numerosas comunidades rurales e indígenas, cuando los hombres emigran a otros estados o al extranjero, las mujeres son las que trabajan las tierras, pero no se les reconoce los derechos sobre ellas, aún si los dueños no regresan. Al no ser propietarias de la tierra, las mujeres no pueden recibir apoyos de programas de equipamiento, de infraestructura ni créditos o apoyos económicos por pago de servicios ambientales.

A pesar de que han pasado más de cuatro décadas del surgimiento de las políticas públicas encaminadas la inclusión de las mujeres al desarrollo, las investigaciones realizadas muestran que no han sido suficiente los esfuerzos realizados. La crítica a los enfoques para la aplicación de políticas públicas de género ha revivido la discusión sobre los contenidos de las políticas públicas encaminadas a incidir en la condición y situación de las mujeres.

Ante este panorama es necesario que las mujeres sean participantes activas en la toma de decisiones de cada etapa del desarrollo e implementación de las leyes, políticas públicas y programas, también es crucial asegurar la transversalidad de género con perspectiva intercultural e indígena. Entre tanto, resulta fundamental garantizar el ejercicio de sus derechos individuales y colectivos con recursos etiquetados específicamente para mujeres rurales e indígenas; por lo mismo, es necesario visibilizar en todos los espacios los derechos perdidos del sector rural en los últimos años.

Así mismo, es urgente hacer visibles los procesos acelerados de marginación de la población rural para poner freno a esta situación. Cabe destacar que el Estado ha tratado de impulsar políticas para incentivar la soberanía alimentaria, que además, con acciones de transferencias (económicas) no necesariamente están dando solución a los problemas del aumento de la pobreza, la inseguridad social en el país, la invasión de productos alimenticios de mala calidad y la invisibilización del trabajo de las mujeres, entre otras.

Y nosotros como medio de comunicación, nos toca hacer visibles a las mujeres rurales e indígenas a partir de sus propias historias, miradas, voces, desafíos y luchas por sus derechos sin estereotipos y sexismo, racismos sobre sus cuerpos y formas de pensar y hablar.

También ayudar a promover y capacitar a las mujeres rurales e indígenas en el acceso y uso de las tecnologías de la información y comunicación (Tics) como elemento fundamental para fortalecer sus identidades en el marco de sus derechos individuales y colectivos.

Esta será nuestra tarea fundamental para colaborar con un granito de arena y ayudar a que la mujer rural deje de ser esa protagonista silenciosa.

FUENTES: Mujer rural en la economía, elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad AC (IMCO.
«Mujer rural y derecho a la tierra” de la Coalición Internacional por el Acceso a la Tierra (ILC) América Latina y el Caribe.

Para complementar este artículo, adjuntamos el Podcast de FIRA, sobre la importancia de la inclusión financiera en las mujeres en el sector rural.

PODCAST: https://www.fira.gob.mx/Nd/podcast.jsp?podcast=332021

En el podcast de FIRA, participan la especialista en el tema, Mariana Cornelio Sánchez, y María del Carmen Correa, Vicepresidenta Senior de Promujer de México, Asociación Internacional e intermediario financiero en México, conformado como SOFOM.

En la entrevista podrán encontrar algunos datos de interés como los siguientes:

  • En México, 79% de la tenencia agrícola está en manos de los hombresen contraste con el 21% de las mujeres que son propietarias.
  • En FIRA, las mujeres representan el 80% de los acreditados totales que anualmente se atienden a través de una amplia red de intermediarios financieros bancarios y no bancarios
  • En 2020, más de 640 mil mujeres recibieron por primera ocasión un servicio financiero de FIRA
  • FIRA es la primera entidad pública en México que emitió Bonos Sociales con Perspectiva de Género.
  • Con la emisión de tres bonos sociales de género una en 2020 y dos en el presente año, FIRA logró captar $10 mil millones de pesos con una demanda global de $23 mil 173 millones de pesos.
  • Los recursos captados a través de las tres emisiones de bonos sociales de género de FIRA en el mercado bursátil, han contribuido a incrementar la inclusión financiera para cerca de 10 mil mujeres en el medio rural de las cuales, el 42% recibió su primer crédito con recursos del bono de género, mientras que el 58% restante ya había sido acreditada por FIRA al menos una vez.
  • El 88% de los recursos destinados a financiar los proyectos productivos de las mujeres, ha sido para proyectos agrícolas y pecuarios en los que se apoya principalmente la actividad primaria, el resto de los recursos apoya también otros sectores productivos del medio rural.
  • Las principales redes de valor agrícolas que se están apoyando son: maíz, aguacate, algodón, piña y caña de azúcar, mientras que, en las cadenas productivas pecuarias, resaltan el crédito para la adquisición y otros conceptos relacionados con especies como bovinos para leche y bovinos para carne.

 

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