RENATA TARRAGONA. REFORMA.
CIUDAD DE MÉXICO. Con el café de especialidad, distintos productores del País han podido seguir operando, pues su producto final no sólo se destaca por su sabor, cuerpo y aroma, también porque se coloca a mejor precio.
Este tipo producto se ha convertido en el salvador de diversos cafeticultores en varias regiones del País, que sufren desde hace años una baja mundial de precios de su producto.
Así lo ha constatado Marisela Sampieri, dueña de la marca Finca Seven Hills, que con su proyecto familiar en la zona montañosa central Zentla, Veracruz, sigue en el mercado.
“Los cafés de especialidad, o café diferenciado, surgen a raíz de toda la crisis del café con el precio de mercado, entonces los productores, buscando alternativas que nos dieran un mejor precio, nos empezamos a enfocar en los cafés de especialidad”, explicó Sampieri.
A pesar de que los cafeticultores han enfrentado durante año una baja mundial en los precios del café, en México siguen esperando a que salga a la luz un prometido programa de la Secretaría de Agricultura.
El 1 de junio de 2020, los futuros de café tocaron uno de sus niveles más bajos, con 101 dólares por contrato, cuando dos años antes el precio rondaba los 150 dólares.
Fue por ello que algunos cafeticultores apostaron a producir un café distinto, que requiere de un proceso especial, ya que la planta tarda tres años en producir café, desde la siembra hasta la cosecha.
A diferencia del café convencional, este producto lleva un control más riguroso en el cuidado ante las condiciones climáticas, el riego, uso de fertilizantes y nutrientes, mejor trato y selección de las cerezas para su posterior tostado, con lo cual se asegura sabor, cuerpo y aroma al momento de llegar a la taza.
Sampieri, la cafeticultora veracruzana, es la quinta generación de su familia que se dedica al café.
Inició desde 2017, junto a su esposo, su proyecto de café de especialidad y, a la fecha, cuenta con 30 hectáreas dedicadas a éste producto, de las cuales se determina cierto número de lotes y, por cada uno, se producen 50 quintales.
“Entre más calidad ofreces, los costos se van al alza, pero va de la mano con el precio que se te paga por ese tipo de café, entonces vamos a la par. Antes de entrar a los cafés diferenciados vendíamos nuestra cosecha en café cereza y únicamente cubríamos los costos de producción, nos quedaba muy poca ganancia para seguir invirtiendo en el proceso.
“Al enfocar la producción en la calidad, empezamos a notar que se pagaba esa calidad en el precio en nuestras ventas, el costo-beneficio no se pierde, produces café con calidad y lo vendes a un buen precio”, detalló.
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De acuerdo con especialistas, los esquemas de especialidad, como alternativas de comercialización, son impulsados principalmente por cafeterías en la Ciudad de México, donde más se consume café en el País y donde la tendencia es creciente,
Los números detrás de esta diferenciación son atractivos.
Para solventar los gastos de su cultivo, los productores necesitan alrededor de 3 mil pesos por quintal de café pergamino, que equivale a 57.7 kilogramos, no obstante el promedio de pago oscila entre 2 mil 500 y 2 mil 700 pesos por quintal. En promedio, por café de especialidad se paga entre 3 mil 500 y 4 mil pesos por quintal.
Los cafeticultores se ven orillados a buscar estos esquemas de comercialización debido a lo castigado de los precios en la venta a la industria, la cual concentra el 85 por ciento del café en cuyos precios influye la importación y siembra de café robusta, una variedad brasileña de baja calidad, promovida especialmente por Nestlé, precisó la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC).
En el País, 15 por ciento del café se vende a mejores precios al dirigirse a este mercado de especialidad, que se conforma por alta calidad, orgánicos y precio justo, aunque la mayoría se dirige a exportación.
Pero en esta búsqueda por mejores ingresos, los productores de café fragmentan o dejan a un lado la organización colectiva que ha caracterizado al sector con marcas y sellos de forma individual, dicen representantes.
“Esas cafeterías quieren café de determinada zona y quieren tratar con unos pequeños productores, y sí, esos productores venden bien su café, pero se desligan de la organización.
“Hay organizaciones grandes que tienen centenas o miles de productores y no pueden vender todo el café a estas cafeterías, entonces eso también tiene sus inconvenientes, sí es bueno para productores, pero también aísla a los productores de las organizaciones”, explicó Fernando Celis, asesor y representante legal de la CNOC.
Grandes empresas del sector agrícola también fomentan la diferenciación y especialidad, como ocurre con el concurso anual Yara Champions.
Los ganadores reciben apoyo y asesoría para proyectar sus marcas y posicionarse con mejores precios.