JULIETA ROCHA. INFORURAL.
En entrevista para Inforural, vía telefónica, el ingeniero Mario Puente Raya, director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Semilleros, AC (AMSAC), expresó sus puntos de vista sobre temas de gran importancia para el sector semillero de México, como el rezago en la aprobación de la Ley de Variedades Vegetales que es vital para continuar con la producción de semillas mejoradas y asegurar la soberanía alimentaria del país.
También habló sobre la necesidad de tener políticas públicas bien definidas para que el sector agrícola pueda tener acceso a la materia prima, a través de empresas semilleras, pequeñas y medianas, apoyados por las instituciones y centros de investigación para lograr así, la autosuficiencia alimentaria.
Dijo que lo más importante es estar preparados para enfrentar los desafíos que vienen con la nueva firma del T-MEC con Estados Unidos y Canadá y dar batalla frontal a los distribuidores de semillas pirata que tanto dañan a la industria.
Hizo especial énfasis en el valor de tener semilla propia, producida en México y que no importa la biotecnología que se utilice, sino que sea de producción genuina, no pirata, y que finalmente sea el agricultor el que decida cuál quiere usar, sea nativa, mejorada, híbrida o editada.
A continuación presentamos la entrevista completa.
PREGUNTA (P): Antes de iniciar con esta plática sobre cómo contribuyen las semillas en la soberanía alimentaria, nos gustaría que nos explicara, ¿cuál es la diferencia que existe entre las semillas nativas, mejoradas, híbridas, transgénicas y las llamadas editadas?
MARIO PUENTE RAYA (MPR): Las semillas nativas son aquellas obtenidas mediante la practica milenaria que utilizan muchos agricultores de “seleccionar de su cosecha la semilla que utilizarán en la próxima siembra”.
“Son la base del mejoramiento genético. Como es el caso de las semillas de maíz, que en México existen alrededor de 59 razas que se han ido cuidando y desarrollando para ser utilizadas en las siguientes siembras, van evolucionando y mejorando.
“Se utilizan en la agricultura de autoconsumo o tradicional.
“Las semillas mejoradas son aquellas que a través del mejoramiento genético vegetal y con la ayuda de un experto en la materia se obtiene un material con mejores características y se logran mayores rendimientos. Lo que antes hacía el campesino basado en la observación de cada temporada y seleccionaba los mejores materiales. Ahora a través del mejoramiento vegetal se hace este mismo proceso, pero asistido por un fitomejorador. Donde se obtiene una semilla con características que se desean mejorar.
“Por ejemplo darle mayor rendimiento, o resistencia a una plaga, o mayor tolerancia a la sequía o tener plantas más altas o más bajas, depende de las características que se busquen.
“Esta se utiliza en la agricultura comercial, para lograr mayor rendimiento y oferta hacia el mercado de alimentos tanto en México como en el exterior.
“Las semillas híbridas, nacen de un cruzamiento para obtener los mejores genes. Estas se dan a través de los métodos del mejoramiento o del cruzamiento entre un progenitor madre y un progenitor padre. Trae lo mejores de ambos, para que ese híbrido exprese las características que se desean como es el rendimiento.
“Por ejemplo, un maíz de semilla nativa obtiene rendimiento de dos toneladas, pero si decide hacer cruzas entre estas semillas se puede obtener un híbrido que dará un rendimiento de 10 toneladas por hectárea.
“Son el resultado de la polinización cruzada de dos variedades de diferentes plantas. La hibridación se puede dar de forma artificial o natural. En la polinización cruzada artificial será la mano del hombre la causante del cruce, mientras que en la natural los polinizadores que habitan en nuestros huertos son los que realizan el intercambio de polen.
“Las semillas transgénicas, son aquellas que pueden ser semillas mejoradas o híbridas y que a través de la ingeniería se les inserta un material genético de otra especie o externo, para concederle ciertas características, como la resistencia al herbicida, como es el caso más conocido como el glifosato.
“Por ejemplo alguna bacteria que le confiere esa resistencia al herbicida o a una plaga, en particular. Entonces ya poseen una característica que no es propia de la especie.
“Por último, están las semillas editadas, que son una forma de modificar los caracteres de un cultivo desde el genoma de la propia planta. Éstas se obtienen a través de la edición de genes. Donde el método de mejoramiento es más preciso y rápido que los métodos convencionales del mejoramiento vegetal y no son transgénicas, porque no incorporan material genético de otra especie. Se trabaja solamente con el material genético obtenido del mismo producto.
“Por ejemplo, en el caso del maíz, todo el trabajo se realiza en la misma planta y se identifican cuáles son las características más deseables de esa especie, para que se expresen más rápidamente. Lo que antes tardaba 10 años en producir una semilla mejorada para que estuviera a disposición de los agricultores, con este nuevo método se puede hacer en un año o dos por mucho.
“La ventaja es que son más rápidos y precisos, más económicos porque no emplean mucho tiempo. Esta técnica todavía no se utiliza mucho en México. Pero estamos buscando poder utilizarlas. Pero necesitamos que haya un marco regulatorio que haga factible la aplicación de estas nuevas técnicas y que permita tener semillas editadas en la agricultura mexicana para ser más productivos y competitivos, y así contribuir a este objetivo que existe de autosuficiencia alimentaria o soberanía alimentaria”.
P: Establecidas estas diferencias, ¿Cómo contribuyen las semillas a la soberanía alimentaria?
MPR: “Para poder hablar de esto primero tenemos que hablar de semillas mejoradas. No podemos llegar a este objetivo si no tenemos materiales genéticos que sean lo suficientemente productivos para poder generar los alimentos necesarios, sin incrementar el uso de la tierra o la superficie cultivable y que nos permitan hacer frente al cambio climático, a la agresividad de las plagas y las enfermedades que tenemos en la actualidad y que no tengamos excesivo uso de agroquímicos en la agricultura, etc.
“Estos desafíos se pueden ir atendiendo desde el mejoramiento genético que hagamos de nuestras semillas para que el agricultor tenga un insumo que lo haga más productivo y que con ello, se aporten los alimentos que necesitamos en el país y podamos seguir siendo exportadores como lo somos hasta el día de hoy.
“No podemos pensar que con las semillas nativas vamos a ser autosuficientes en la parte alimentaria, porque la producción con estas semillas normalmente es baja, no quiere decir que sea mala, pero puede ser insuficiente para atender las necesidades de alimentos que tenemos hoy en nuestro país.
“Tal vez hace 50 años era suficiente con lo que producíamos con estas semillas, pero ahora somos más de 120 millones de mexicanos que demandamos alimentos y que se tienen que producir en el país. Y si no se hace esa producción aquí, tenemos que recurrir a las importaciones. Entonces nos ponemos en el escenario que hoy enfrentamos con algunos cultivos básicos, en los que recurrimos a la dependencia alimentaria del exterior: Se importa el 80 por ciento del arroz que comemos, el 60 por ciento del trigo que consumimos, el 30 por ciento del maíz que se utiliza.
“En algunos casos hemos recurrido a la importación de frijol y en el caso de la soya, pues no se diga, también traemos una alta dependencia de más del 80% que viene del extranjero.
“Si no desarrollamos semillas, esas importaciones seguirán incrementando nuestra dependencia alimentaria del exterior y esto no es para nada recomendable.
“Ya lo hemos visto ahora en la pandemia que estamos atravesando. A veces las cadenas de suministro que vienen del exterior se pueden cortar y entonces nos quedamos sin los productos para la actividad en el país o para la producción de nuestros alimentos.
“Sabemos que cuando hay crisis de este tipo, los países primero atienden a su población y después si les queda algo, tal vez lo vendan al extranjero, pero este no es un escenario deseable para nosotros, tenemos que incrementar la producción.
“Tenemos que aspirar al 75% de seguridad alimentaria que recomienda la FAO a todos los países con la producción nacional de alimentos y en este sentido, las semillas juegan un papel estratégico para avanzar hacia ese objetivo.
“Si no hacemos trabajo en investigación, innovación, en desarrollo de nuevas semillas mejoradas para ser más productivos y que el campo sea un detonante de desarrollo económico y social, difícilmente vamos a poder lograr esa autosuficiencia o soberanía alimentaria”.
P: Hace poco más de un año y medio, antes de la pandemia, nos platicaba que que ya habían iniciado con las reuniones y las discusiones sobre la Ley Federal de Variedades Vegetales ¿en qué punto se encuentran? y ¿En qué tiempo estima que esta Ley puede ser aprobada?
MPR: “Esperamos que se aprobara desde el año pasado, pero lamentablemente esto no ocurrió por diferentes situaciones. Se avanzó de forma muy importante en el desarrollo de la actualización de esa ley, pero lamentablemente no ha sido discutida y en consecuencia no ha sido aprobada por los diputados.
“Actualmente, ya hay un proyecto de dictamen en la comisión de Desarrollo Rural de la Cámara de Diputados que preside Eraclio Rodríguez Gómez. Este proyecto ya contempla muchos consensos en los diferentes temas que causaban controversia, en el pasado. Aunque todavía hay algunas voces que se siguen expresando en desacuerdo, nosotros consideramos que ya no tienen fundamento, pues el proyecto que se está planteando atiende todas las preocupaciones que señalaron algunos grupos que no estaban a favor.
“Algunos decían que se iba aprobar la siembra de transgénicos, pero ya quedo claro que NO. La Ley de Variedades Vegetales no tiene NADA que ver con los transgénicos y por lo tanto no se puede aprobar ese tipo productos. Además existe una ley específica para los productos transgénicos, que es la de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados.
“También se dijo que se iban a poner en riesgo a las semillas nativas del país. Esto ya quedó claro en la LVV que no aplica para estas semillas, porque la ley es exclusivamente para las semillas mejoradas, que se obtienen a través de un proceso técnico-científico que debe estar documentado y que se tienen que cumplir con todos los requerimientos para poder recibir un título de obtentor de una variedad mejorada. Por lo que las semillas nativas, siendo un material que desarrollan los propios campesinos, nadie se puede apropiar de ellas. Son un bien común, un patrimonio de la nación. No hay ningún riesgo para ellas.
“También se hablaba de que los campesinos iban a ser criminalizados, que los iban a meter a la cárcel si usaban alguna semilla nativa que se apropiara alguna empresa semillera. Eso tampoco para nada es cierto, incluso se eliminaron las penas de cárcel que se habían considerado al principio, aunque nunca estuvieron dirigidas hacia los productores, sino más bien a personas o empresas que vendieran semillas ilegales que afectan o que tienen un impacto muy negativo en los campesinos, principalmente en los más vulnerables. Hubo mucha controversia en los temas de cárcel y se eliminó.
“El proyecto que está en espera, recoge estos acuerdos. Consideramos que está listo para que lo puedan discutir y aprobar los diputados. Incluso, el diputado Eraclio Rodríguez en calidad de presidente de la Comisión de Desarrollo Rural, ha hecho más de dos o tres intentos de convocar a su Comisión para desahogar la agenda de la misma, donde uno de los puntos es este proyecto de ley. Pero les quedan pendientes como 80 temas por resolver, y lamentablemente los integrantes de la Comisión no han atendido la convocatoria y es lamentable, pues llevan ya más de dos años que no tienen una sesión de discusión y se han ido acumulando los temas. Si no existe la voluntad para atender las convocatorias, reunirse, dialogar y discutir los diferentes temas, pues nunca se va avanzar. Lamentamos que los diputados tengan esta actitud de no participar y atender las convocatorias.
“Nosotros continuaremos trabajando con Eraclio Rodríguez, con las Secretaría de Agricultura y Economía para avanzar en este proceso, pero dependemos de que los integrantes de esta Comisión tengan un poco de voluntad para discutir y votar, ya sea a favor o en contra, como lo consideren, pero que se tome ya una resolución respecto a este proyecto de Ley y a los demás temas pendientes.
“Esperamos que este periodo, que todavía le queda marzo y abril, suceda la discusión para analizar el tema y pase al Pleno de la Cámara para continuar con el proceso legislativo”.
P: ¿Cuánta semilla mejorada se produce en México? ¿Cuáles son? y ¿cuántas más vienen de importación?
MPR: “Es variable la producción y la importación. Depende de cada cultivo. Si hablamos de las semillas de trigo para la siembra, prácticamente el 100 por ciento de ésta se produce en México.
“Si se trata de semilla de maíz, el 80 por ciento que se utiliza para la siembra se produce aquí y el 20 por ciento es de importación, principalmente de Estados Unidos o de Brasil.
“Las semillas de hortalizas como tomates, brócoli, coliflor, etcétera, tenemos un porcentaje más grande en la importación, alrededor del 80 por ciento. Solamente para este grupo de semillas de hortalizas, porque son muchas, pero específicamente de éstas se importan de Estados Unidos, Europa, Sudamérica y Asia.
“La producción de semilla de hortalizas es un tema global, es decir, no hay ningún país en el mundo que produzca semillas de hortalizas para sí mismo. Se produce en diferentes países, las empresas tienen campos de producción en Chile, Holanda, Francia, centros de acondicionamiento en Estados Unidos, Brasil, y Japón…
“Así se lleva la semilla de un país a otro para irla incrementando, acondicionando y poniéndola en el mercado para su distribución a nivel mundial”.
P: ¿Quiénes producen esta semilla mejorada?
MPR: “En México se hace una producción importante en Chiapas, en el Bajío, en Sinaloa de semillas de alguna hortalizas, principalmente tomate, pimiento, cilantro, que inicia su ciclo aquí y después se las llevan a Holanda, Tailandia, Francia, para terminar en Estados Unidos en el centro de distribución. De ahí salen al mundo, y una buena parte regresa a México, así funciona el sistema de producción de semillas de hortalizas.
“Somos una industria que busca asegurar la disponibilidad de las semillas para los agricultores y también genera desarrollo económico para el país”.
P: ¿Cuántos empleos genera este sector? ¿Cuál es su valor monetario de la producción de semillas mejoradas?
MPR: “El mercado de semillas en México está alrededor de los mil millones de dólares, que representa tanto la semilla importada como la semilla nacional. El sector semillero contribuye en el país a la generación de empleos con más de 100 mil empleos directos y 300 mil indirectos.
“Aunque también existe el problema de la piratería de semillas que abarca prácticamente el 10 por ciento de los mil millones de dólares, alrededor de 80 o 100 millones de dólares. También estamos trabajando con las autoridades para reducir este sector que daña tanto a la industria. Deja de generar empleos formales, desincentiva la inversión en el país y evita que el sector vaya creciendo.
“Es importante tener un esquema de prevención, de reacción y en su caso sancionar conforme a la ley. Hay que hacer conciencia en los agricultores para que dejen de utilizar las semillas pirata y estamos trabajando con las autoridades en esto.
“Lo anterior es con el propósito de tener mayor contribución en el desarrollo de empleos en México, en el crecimiento del sector, y poder darle a los agricultores semillas de calidad y que no sean engañados por estas semillas apócrifas”.
P: ¿Qué ventajas y desventajas tenemos para hacer frente al reto de producir estas semillas, para dejar de importar, ser más autosuficientes y combatir también la piratería?
MPR: “Hay dos temas muy importantes, el primero es tener un marco legislativo moderno, robusto, actualizado, con base en los principios internacionales y que principalmente sería a través de la Ley de Variedades Vegetales que ya se mencionó, pero necesitamos que se actualice conforme a los principios actuales. Que refleje la agricultura de hoy y los desafíos que enfrenta. Porque esta Ley tiene 25 años que se publicó y la agricultura de ese entonces, pues ya no tiene nada que ver con la de esta época. Por eso urge la actualización para que esté acorde a las necesidades del campo de estos tiempos y con base en los principios internacionales, para motivar la inversión en la investigación y desarrollo de nuevas semillas mejoradas en México.
“El segundo tema son las políticas públicas bien definidas para el sector agrícola donde se apoye el desarrollo de empresas semilleras, pequeñas y medianas. Se ayude a las instituciones de investigación pública como el INIFAP, la Universidad de Chapingo u otras instituciones que lamentablemente cada vez tienen menos presupuestos y ya no tienen recursos para invertir en la investigación y desarrollo de nuevas variedades vegetales y semillas mejoradas. Si esto no ocurre, lo que sucederá es que dependeremos más de las importaciones. Que ya de por sí somos dependientes de los granos para el consumo y caeremos en una dependencia y en este tema no es para nada recomendable.
“La política de Estado debería tener un enfoque hacia el apoyo de las instituciones de investigación pública, por un lado y hacia el desarrollo de pequeñas y medianas empresas semilleras para que haya mayor oferta, mayor competitividad en el sector, y que no haya concentraciones solamente en grandes empresas, sino que participen pequeñas y medianas para que los agricultores tengan más alternativas y que haya distintas opciones. Pueden tener semillas de alto rendimiento, de medio o con características diferentes para cada zona.
“Lo importante es generar un abanico de opciones para los agricultores. Esto sería sin duda, una política pública que beneficiaría al país y por lo tanto al sector semillero y a los agricultores, desarrollando más semillas en nuestro país.
“Parte de esta política gubernamental se ha tratado de ir construyendo con la Sader, a través de la publicación del Programa Nacional de Semillas que se divulgó el 28 de diciembre pasado, donde su principal objetivo es que los agricultores tengan más opciones de semillas mejoradas, ya sean nativas o híbridas, pero que tengan semillas de mejor calidad para su producción.
“También existe un organismo que se denomina Sistema Nacional de Semillas que es una figura que está reconocida en la Ley de Producción, Certificación y Comercio de Semillas de México y que trata de articular a todos los eslabones en la cadena agrícola para que opinen sobre el desarrollo e identifiquen las necesidades que tiene el sector y los productores para trabajar de forma coordinada.
“Si el agricultor necesita producto, entonces que sea el sector semillero, sea público o privado, que enfoque sus recursos para desarrollar materiales y atender esa necesidad. No que se haga investigación para ver quien lo ocupa después. Que muchas veces es lo que ocurre en la investigación pública. Se generan materiales que luego no tienen ningún lugar en el mercado.
“Por eso hay que ir organizando bien ese trabajo y uso de los pocos recursos que tenemos para atender necesidades reales de los agricultores. Y eso lo hacemos en el Sistema Nacional de Semillas.
“Hay otro instrumento que está por publicar la Secretaría de Agricultura, que es la Política Nacional de Semillas, donde también ya vienen opciones muy específicas para apoyar al sector y desarrollar más semillas mejoradas en México.
“Seguimos trabajando, aún no hay las condiciones completas, pero vamos en una buena ruta y esperamos, de manera conjunta con la Secretaría de Agricultura y el SNICS, lograr ese instrumento bien definido, que permita hacer esas inversiones en nuestro país y desarrollar investigación e innovación de forma local para atender las necesidades de las diferentes regiones del país”.
P.: ¿Cómo integramos a la propiedad intelectual en este asunto de las semillas?
MPR: “El tema ya se encuentra bien establecido en la Ley de Variedades Vegetales. Contiene un capítulo de propiedad intelectual para variedades vegetales y semillas mejoradas.
“La propiedad intelectual en el caso de variedades vegetales se expresa a través de un título de obtentor, que no es una patente en sí, sino es una patente sui generis que es reconocido a nivel mundial y tiene diferencias a la patente, porque el material se puede utilizar para investigación, aunque tenga un dueño.
“Los agricultores pueden conservar la semilla para volver a sembrar si así lo desean, aunque la variedad tenga un dueño. Hay diferencia respecto a las patentes, pero ese título de obtentor es cómo se expresa la propiedad intelectual en el caso de variedades vegetales y semillas mejoradas”.
“El Título de Obtentor se otorga únicamente aquellas variedades que demuestran ser nuevas, distintas, homogéneas y estables genéticamente. Reconoce el intelecto e inversión del obtentor y brinda un uso exclusivo por un tiempo determinado”. SNICS.
P: ¿Cualquier persona (desde luego con conocimiento) puede desarrollar una semilla mejorada o necesita de alguna inversión o de algún centro de investigación?
MPR: “Cualquier persona lo puede hacer en términos concretos. Hay instituciones de investigación que lo hacen como las universidades. Hay empresas semilleras que también están capacitadas, tienen a un fitomejorador que es una persona con conocimientos técnicos y científicos para hacer los cruzamientos e ir identificando las mejores características en la planta y que se pueda fijar y estabilizar en una semilla que se ponga a la venta para los agricultores. Sí lo puede hacer cualquier persona que le guste el tema.
“Por ejemplo en Estados Unidos hay personas que en su mismo jardín empieza hacer sus cruzamientos empíricos, no con propósito de negocio, sino como hobby”.
P: ¿Con qué frecuencia sale al mercado una nueva semilla?
MPR: “Salen con frecuencia. Hay muchos productos: semillas de maíz, trigo, sorgo y todos los forrajes. También hay hortalizas: chiles, tomates, brócoli, etcétera. Salen continuamente.
“Hay algunos materiales que salen y al año siguiente ya no están porque no tuvieron la aceptación o el éxito que se esperaba. Pero hay materiales que salen y tienen larga duración entre 10 y 20 años en el mercado porque son bien aceptados y tiene buena demanda.
“En promedio una nueva semilla mejorada permanece en el mercado entre cuatro y cinco años y luego sale una nueva generación de esa misma semilla con algún atributo diferente”.
P: ¿Cómo influyen las semillas mejoradas en el modelo de sustentabilidad que exigen los consumidores de ahora?
MPR: “Sin duda que sí influyen. Porque a través de una semilla podemos hacer la agricultura más sustentable. Si desde el proceso de mejoramiento genético incorporamos características como la resistencia a plagas y enfermedades, tanto en la semilla como en la planta que se genera, entonces habrá menor uso de productos químicos para combatir estas plagas. Y esto tendrá un menor impacto en el medio ambiente y en la salud de las personas.
“Si hay una semilla de ciclo corto de producción, en lugar de tomar 4 meses, se puede lograr que el desarrollo sea en tres meses, así se ahorra un mes de uso de suelo, de consumo de agua, de impacto al medio ambiente y esto tiene que ver con la sustentabilidad.
“Si se desarrolla una semilla que confiera mayor vida en anaquel a los productos, por ejemplo un tomate que no se eche a perder muy rápido en casa, hay menos desperdicio de alimentos. Si esto ocurre, también se ahorra agua, recursos de suelo, y otros componentes del medio ambiente.
“Sin duda es una preocupación de todos, el poder conservar y evitar el efecto en el medio ambiente de la actividad agrícola, contribuyendo a reducir el deterioro del mismo.
“De ahí la importancia que tienen las semillas con edición de genes, porque desde éstas podemos desarrollar las características que necesitamos para cuidar al medio ambiente como es resistencia a las sequías, o uso eficaz del agua, o menos agroquímicos o mayor vida de anaquel sin menor desperdicio de alimentos. Todo esto contribuye a la sustentabilidad de la agricultura y a que como consumidor estemos más tranquilos de lo que comemos no tiene tanto impacto negativo en la naturaleza y que no representa ningún riesgo para la salud”.
P: ¿Cuál es el panorama para este sector?
MPR: “Es desafiante. Como parte de la cadena de producción de alimentos y catalogada como esencial por parte del Gobierno, afortunadamente podemos seguir trabajando no hemos parado en la producción de semillas, por supuesto tomando las debidas precauciones en la parte sanitaria.
“Sí se ha reducido la actividad porque no se ha podido trabajar como se hacía anteriormente, pero afortunadamente hemos seguido.
“Creemos que este año es determinante para ver el impacto de la pandemia en el sector. Como primer eslabón de la cadena productiva, somos parte de la actividad agrícola y el sector agroalimentario fue el único que creció, durante el año pasado. Alrededor del dos por ciento. Si el sector agroalimentario crece, entonces la producción de semillas lleva esa misma inercia. Mientras se mantenga en crecimiento, el sector semillero también lo va hacer porque es una parte que es vital en la producción.
“Tenemos que trabajar más, porque con la implementación del T-MEC debemos aprovechar al máximo las oportunidades que vienen para el sector agroalimentario y por ende para el sector semillero.
“Por otro lado está el incremento de la producción de nuestros alimentos en México donde una de las políticas de este Gobierno es producir más de los cultivos básicos, de los cuáles hoy en día somos completamente dependientes de las importaciones. Si se produce más arroz, soya, maíz y trigo en el país, esto también ayuda a que se incremente el abasto de semillas. Y es una buena señal para el sector, como parte de la cadena productiva”.
P: Algo más que quisiera agregar.
MPR: “Que es importante entender la diferencia que hay entre cada una de semillas, ya sean nativas, mejoradas, híbridas, transgénicas y editadas, si esto lo entienden bien las personas, podremos entender que no están peleadas unas con otras.
“Son diferentes tipos de semillas, todas se utilizan en la agricultura. No se trata de blanco o negro, si no de opciones para el agricultor y que éste tenga la libertad de elegir qué es lo que quiere cultivar. Ya sea usando semillas nativas o híbridas, etc. Este es el menú que se pone a la disposición de los productores y que sea éste el enfoque que se dé. En lugar de estar peleando si son semillas nativas o mejoradas que muchas veces se da como si fuera un mundo contra otro, cuando en realidad son complementarios.
“Muchas gracias por su tiempo y el interés en el tema”.