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El análisis de sector agropecuario se basa en su participación en el PIB nacional y a las exportaciones y el número de empleos que genera. Dado que la demanda de alimentos es inelástica es decir se compra a cualquier precio, el ser humano tratará de asegurar primero su alimentación, antes que otro bien. Los niveles de autosuficiencia alimentaria son en México del 59 por ciento, teniendo en primer lugar las frutas y hortalizas y en el último las oleaginosas, por lo que en síntesis dependemos en un 41 por ciento de la producción de alimentos de otros países para satisfacer el consumo nacional. Sólo en 2019 este sector creció 1,9 por ciento pese a la contracción del 0.1 por ciento de la economía mexicana. Mientras que su participación en el PIB nacional creció a 7,9 por ciento.
Sin duda que se hubieran registrado serios problemas si se hubiera interrumpido el flujo comercial, ya que el 78 por ciento de las exportaciones agroalimentarias son a Estados Unidos, por lo que el gobierno de México agilizo por su parte la entrada en vigor del nuevo T-MEC.
De acuerdo con el Coneval, en 2018 en México 61.1 millones de personas vivían con un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos y para febrero de 2020 fue 3 207 pesos para zonas urbanas y 2 082 pesos para zonas rurales. Siendo el ingreso por trabajo la principal fuente con el 67.3 por ciento por lo que cualquier afectación a esta fuente de ingresos tendría repercusiones en la compra de alimentos.19
La cadena de valor agroalimentaria seguirá funcionando en la contingencia, mientras el eslabón más débil lo siga haciendo, pero si la mano de obra disminuye puede impactar directamente en las cosechas y en el cuidado del hato ganadero, generando una disminución en el suministro de alimentos, el cual tendría un efecto domino pues impactaría inmediatamente al resto de los eslabones de las cadenas y pondría en riesgo el funcionamiento de la cadena de suministro. Esto se agravaría con afectaciones a los procesos agroindustriales, de transporte y de distribución.20
Para evitar este escenario es necesario que el flujo de comercio internacional no se vea interrumpido pero lo más importante que se tiene que tomar en consideración, que día a día, mientras dure la contingencia más empleos se perderán, por lo cual se afectara el poder adquisitivo de las familias mexicanas, ocasionando la perdida de velocidad de desplazamiento y liquidez que permita enfrentar el choque de la contracción de la demanda.
A pesar de la coyuntura mundial tan complicada, el sector agroalimentario mexicano ha aprovechado la oportunidad de mostrar el potencial que se tiene. México es uno de los países rico en recursos naturales, considerado por la FAO como uno de los 10 países con mayor biodiversidad en el mundo. La ubicación geográfica del país le permite tener ecosistemas de contraste que van desde las zonas áridas hasta paraísos tropicales. El acervo de capital ecológico, demográfico y cercanía geográfica con uno de los principales mercados del mundo le permiten explotar las ventajas comparativas en la producción agroalimentaria convirtiéndonos en el 9o productor y 8o exportador de alimentos del mundo mejorando su posición en ambos rubros respecto a 2019. El monto estimado de exportaciones para 2020 será superior a 39 mil millones de dólares.
La expectativa de producción nacional agropecuaria y pesquera para 2020 es de 238.7 millones de toneladas, superior 5.5 por ciento a lo registrado en 2019. Por subsector la estimación es que todos aumenten: el agrícola 5.9 por ciento, el pecuario 2.3 por ciento y el pesquero 2.5 por ciento. En comparación con 2019, se estima que la producción agrícola aumentará 11 millones 916 mil toneladas, el pecuaria 519 toneladas y la pesquera incrementará 54 mil toneladas.
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Situación del sector agropecuario en México. CEDRSSA.