ALBERTO BARRANCO. EMPRESA. EL UNIVERSAL.
Colocados los quesos procedentes de Estados Unidos en el abanico de productos sujetos a arancel en el marco de represalias de México frente a la imposición de impuestos de ingreso al acero y aluminio, la medida no le ha provocado ni cosquillas a los exportadores de la nación de allende el Bravo.
La razón es simple: estos se elaboran con sustancias ajenas a la leche pura, lácteos les dicen, a veces con añadidos artificiales a los sueros para dotarlos de grasas.
De ahí, pues, que aún con el gravamen impuesto, el flujo de ingreso no ha disminuido. La ganancia da para eso y más.
Y aunque acaba de expedirse al fin una Norma Oficial Mexicana para regular los esquemas de producción, incluyendo a la leche en polvo y los yogures, se tendrá un año de gracia para entrar en vigor.
La posibilidad la habían peleado los productores integrados a la Federación Mexicana de Lechería durante tres años, con la novedad de que la recta final, es decir en vía de expedición por el jurídico de la Secretaría de Economía, se quedó varada.
El nuevo gobierno recuperó el expediente de la congeladora.
En la ruta se prepara una ley para obligar a las industrias a distinguir en sus etiquetas si los productos están elaborados con leche o con lácteos, lo que derivará en una catarata de protestas de los afectados. Estamos hablando no sólo de firmas nacionales, sino trasnacionales.
Una de las grandes diferencias entre uno y otro es la cantidad de proteínas. Bajo el marco del ordenamiento se obligará a los productores a cambiar las etiquetas para no engañar a los consumidores.
El escenario les permite un respiro a los lecheros después de una larga temporada de indiferencia y abandono que obligaron, en la desesperación, a vertir miles de litros de leche a las alcantarillas.
Se calcula que en el lapso desaparecieron 10 mil empresas.
En la luz en el túnel el sábado pasado en Encarnación de Díaz, “La Chona”, dada la concentración de productores en Jalisco, aunque la mayor producción se da en la región de La Laguna, se fijó un precio de garantía de 8.20 pesos el litro para pequeños y medianos productores.
Naturalmente, éste priva para la compra del gobierno vía el organismo de Seguridad Alimentaria Mexicana que engloba Liconsa.
Este está sectorizado a la Secretaría de Agricultura, sacándolo de la férula de la de Desarrollo Social, como lo habían solicitado los productores.
Aunque el país es deficitario en producción de leche, el nuevo marco impediría necesariamente que se ensanche el desbalance… y que lo que llegue al país, sea pura o derivados, realmente sea leche.
Leche contra lácteos, la batalla que viene.